Eva Navarro, soltera y en paro, se dispone, muy a su pesar, a pasar un fin de semana rodeada de su familia. Esta vez no ha podido escaquearse, pues los Navarro han celebrado nada más y nada menos que la boda de Santi, el pequeño, un bala perdida que parece haber sentado la cabeza o tal vez no. Rose, es la novia perfecta, un ángel recién llegado de Escocia.

Los Navarro, como buenos anfitriones, han intentado dejar el pabellón en lo más alto para impresionar a la familia de la novia, pero como les suele pasar, no hay evento familiar en el que, por una razón o por otra, no acaben liándola parda. Y esta vez no hay una razón: hay barra libre.

Para empezar, Manuel y Concha, los patriarcas del clan, han decidido separarse después de cuarenta años de matrimonio y querían esperar a que terminara la boda para soltarles la noticia bomba a sus hijos.

Por otro lado, Eva es la última en enterarse de que Gorka, su ex, está saliendo con la prima Mariví, con quien, por supuesto, ha acudido a la boda. Y para acabar de arreglarlo, Laura, la mayor, no está dispuesta a ceder ni un centímetro en la guerra abierta que tiene con Pilar, su cuñada, a propósito de la comunión de los niños…

Y es que así son los Navarro: antes de que acabe una celebración, por desastrosa que sea, ya están pensando en la siguiente.