Publicidad
DOCUMENTOS EXCLUSIVOS DE ESPEJO PÚBLICO
Los problemas urbanísticos en Marbella de Isabel Pantoja se remontan al año 1992
El Ministerio de Obras Públicas de 1992 abrió un expediente sancionador a Isabel Pantoja por la colocación de unas escolleras en una zona de dominio público en la playa de Las Cañas de Marbella.
Corre el año 1992. Isabel Pantoja está a punto de sufrir su primer escándalo en Marbella, un fuego que fue convenientemente apagado por mediación de su poderosa e influyente amiga, la periodista Encarna Sánchez. Según prueban unos documentos a los que ha tenido acceso Espejo Público, el ministerio de Obras Públicas le abre un expediente por levantar ilegalmente unas escolleras en una finca de la Urbanización Marbesa, de Marbella donde residía la cantante. El fin de la escollera era facilitar el acceso directo desde la vivienda a la playa, pero la obra infringe la ley de costas e invade una zona de dominio público en la playa de Las Cañas.
Lo curioso es que la imputada era la cantante, pero la casa estaba registrada a nombre de Encarna Sanchez, juntas pasaban allí largas temporadas de descanso. Una disfunción que el expediente abierto intentaba aclarar solicitando la identidad real del propietario de la finca a fin de incoarle la sanción correspondiente.
En una carta manuscrita, los administradores de la urbanización solicitan a la periodista que les de instrucciones sobre qué responder a los requerimientos del ministerio.
En el texto del expediente, dirigido a la cantante, le conminan a la paralización de las obras. En caso contrario, amenazan con el corte de la electricidad, agua, teléfono y gas, así como la retirada de materiales. Todo sin perjuicio de una sancion económica para restituir los daños causados.
Tan solo unos meses despues Encarna Sánchez edificaba La Gaviota. Otra polémica y lujosa mansión al borde del mar en Marbella donde tanto ella como Isabel Pantoja disponían de sendas habitaciones. Tanto su tamaño excesivo, como su ubicación invadiendo una zona común de playa, no supusieron problema alguno para la íntima amiga del entonces alcalde de Marbella Jesus Gil y Gil, pero en más de una ocasión, en años recientes, ha traído de cabeza a su nuevo propietario, el actor malagueño Antonio Banderas.
Las buenas relaciones de la periodista tanto con las altas esferas de la Junta de Andalucía como con el edil marbellí, pudieron influir en que el expediente fuese finalmente aparcado y olvidado en un cajón... hasta hoy.
Publicidad