Aeropuertos fantasma

Plató de cine, turismo de cazadores y mantenimiento: Lo que queda de los aeropuertos fantasma

Desde Castellón hasta Albacete, Burgos, Córdoba, Logroño, Salamanca o León. Los aeropuertos construidos durante el boom inmobiliario, hoy sin apenas pasajeros, se reparten por toda nuestra geografía.

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La señal amarilla nos anuncia desde la misma salida de Huesca la dirección al aeropuerto. Cuando llegamos dejamos el coche en el primer sitio que vemos. No hay ningún otro coche en el aparcamiento. Sorprende que se abran las puertas a nuestro paso. Tampoco hay nadie -nadie- en la terminal. Ni tras los mostradores de facturación, ni en la sala de espera, ni en el bar. Pantallas apagadas, silencio absoluto y la pista al otro lado del cristal sin ningún avión a la vista. Podría ser una escena de “Abre los ojos” (quédense con la referencia cinematográfica). Este aeropuerto tuvo un coste de unos 40 millones de euros y se dedica casi en exclusiva al mantenimiento y como base del helicóptero de la Guardia Civil. Preveía 160.000 viajeros anuales cuando se inauguró en 2008 pero se ha quedado en 0,7 diarios en 2023.

“Lo mejor del aeropuerto es el IBI que deja en el pueblo”, casi 120.000 euros para 300 vecinos

El aeropuerto Huesca-Pirineos está situado en los términos municipales de Monflorite y Alcalá del Obispo (unos 300 vecinos). Enrique, su alcalde, celebra los casi 120.000 euros que deja el aeropuerto en concepto de IBI. Aunque no haya vuelos: “pertenece a aquella época en la que se hacían aeropuertos en todos sitios. Si no se hacía aquí, lo hacían en Lleida…” y sí, en Lleida, a apenas 120 km hay otro. Más crítico es el alcalde de Albero Alto. Aquí el aeropuerto no deja beneficios de impuestos y sin embargo “los vecinos tienen que pagar a AENA por un informe cuando quieren construir cualquier cosa”. Se trata de un documento que demuestre que su corral no supera la altura que pueda perturbar un hipotético vuelo.

Un plató de 500 millones de euros

“El viaje a ninguna parte” hubiera sido un buen título para rodarse en uno de estos aeropuertos. Y esa es una de las líneas de negocio del de Ciudad Real. Cine, mantenimiento de aviones (ahora tienen 14 repartidos junto a sus 4,2 km de pista), y turismo cinegético: pasajeros en vuelos privados procedentes de toda Europa que llegan a nuestro país en temporada de caza. En total: unos 800 viajeros al año en una infraestructura pensada para 10 millones y proyectada como aeropuerto secundario de Madrid. Luis Torrente, su director se refiere al nuevo plan en el que están inmersos: “Estamos explorando un proyecto con una de las principales aerolíneas para conectar esta terminal directamente con la estación de Atocha”. Claro que hay que encontrar la financiación para semejante obra.

“Los mejores tiempos del aeropuerto: cuando el Huesca estaba en Primera”

Preguntamos a los taxistas de Ciudad Real por el número de carreras al aeropuerto: “una o ninguna al mes”, nos dice uno. Otro nos cuenta que concedieron 9 nuevas licencias de taxi cuando se inauguró, “pero no llegó a dar trabajo”. En Huesca recuerdan aún los buenos tiempos del aeropuerto. Fueron dos años, pero al menos tenían un par de vuelos al mes: “cuando el Huesca estaba en Primera y venían los equipos visitantes a jugar”.

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