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En la primera temporada

Emilia Clarke sufrió dos aneurismas mientras rodaba 'Juego de Tronos': "Pedí que me dejaran morir"

Emilia Clarke, la actriz que dio vida a Daenerys Targaryen, ha revelado en una entrevista que sufrió dos aneurismas mientras rodaba la primera temporada de 'Juego de Tronos': "Pedí que me dejaran morir".

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Hace ocho años que comenzó 'Juego de Tronos', una etapa que marcó un antes y un después para todos sus protagonistas ya que esta ficción de HBO catapultó su carrera hasta lo más alto de la cima.

Sin embargo, la fama y el éxito no solo les ha dado alegrías. Emilia Clarke, la actriz que da vida a Daenerys Targaryen en la serie, ha revelado en una entrevista con The New Yorker uno los momentos más difíciles de su vida: "Nunca he contado en público esta historia, pero este es el momento".

La Madre de Dragones ha contado que todo comenzó cuando acabaron de rodar la primera temporada, a principios de 2011: "Estaba aterrada. Aterrorizada por la atención, por un negocio que apenas entendía, por hacer honor a la confianza que los creadores de Tronos habían puesto en mí. Me sentí, en todos los sentidos, expuesta. En el primer episodio aparecí desnuda y a partir de ahí siempre me hice la misma pregunta: ‘Haces de una mujer fuerte y, sin embargo, te quitas la ropa. ¿Por qué? ¿Cuántos hombres debo matar para demostrar mi valía?".

Además, la presión de haberse convertido en un ejemplo a seguir para miles de jóvenes también le jugó una mala pasada: "Las jóvenes se vestían con pelucas de rubio platino y túnicas para ser Daenerys". Un estrés que Clarke intentava a liviar gracias a un entrenador personal, pero en una de sus sesiones comenzó a sentirse mal: "Sentí como si una banda elástica me apretara el cerebro. Intenté ignorar el dolor, pero no pude. Le dije a mi entrenador que tenía que tomar un descanso".

"Casi arrastrándome llegué al vestuario. Llegué al baño y me arrodillé, con náuseas. Mientras el dolor me taladraba la cabeza cada vez más. Sabía lo que estaba sucediendo: mi cerebro estaba tocado", continúa relatando. Fue entonces cuando una mujer la encontró en ese estado y llamó a la ambulancia "vino a ayudarme y entonces todo se volvió borroso. Recuerdo el sonido de una sirena, una ambulancia; escuché nuevas voces, alguien diciendo que mi pulso era débil, mientras yo vomitaba bilis. Alguien encontró mi teléfono y llamó a mis padres".

Cuando llegó al hospital le "hicieron una resonancia magnética, una exploración del cerebro. El diagnóstico fue rápido y siniestro: una hemorragia subaracnoidea (SAH, por sus siglas en inglés), un tipo de accidente cerebrovascular potencialmente mortal, causado por una hemorragia en el espacio que rodea el cerebro. Tuve un aneurisma, una ruptura arterial".

"Como supe más tarde, aproximadamente un tercio de los pacientes con SAH mueren inmediatamente o poco después. Los pacientes que sobreviven requieren tratamiento urgente para sellar el aneurisma, ya que existe un riesgo muy alto de una segunda hemorragia, a menudo mortal. Si quería vivir y evitar secuelas terribles, tenía que someterme a una cirugía urgente", continúa narrando Clarke.

La actriz fue trasladada al Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía de Londres, donde tras mucho pensarlo se sometió a una intervención de tres horas: "Esta no sería mi última cirugía y no sería la peor. Tenía 24 años".

Emilia Clarke relata los momentos de después de la operación: "Cuando desperté, el dolor era insoportable. No sabía dónde estaba. Tenía un tubo en la garganta y estaba reseca y con náuseas. Me sacaron de la UCI después de cuatro días y me dijeron que el gran obstáculo era superar las dos primeras semanas. Si lo conseguía sin complicaciones, era posible una buena recuperación. Una noche, después de haber pasado esa marca de las dos semanas, una enfermera me despertó y, como parte de una serie de ejercicios cognitivos, me preguntó cómo me llamaba. Mi nombre completo es Emilia Isobel Euphemia Rose Clarke. Pero no podía recordarlo. De mi boca salían palabras sin sentido alguno y entré en pánico. Nunca había experimentado un miedo como ese. Podía ver mi vida pasar por delante y no valía la pena vivirla. Yo soy actriz, necesito recordar mis textos y ahora no podía recordar ni mi nombre".

"En mis peores momentos, llegué a pedir a los médicos que me dejaran morir. Mi trabajo, todos mis sueños, están centrados en el lenguaje y en la comunicación. Sin eso, estaba perdida", relata. Sin embargo, la promoción de la segunda temporada fue muy dura para ella: "Bebía morfina entre entrevista y entrevista. El dolor seguía allí y sentía un cansancio como multiplicado por un millón. Recuerdo que pensé: ‘no puedo pensar ni apenas respirar, y mucho menos ser encantadora".

La siguiente intervención fue tras acabar la tercera temporada (2013): "El bulto del otro lado de mi cerebro había crecido mucho, su tamaño se había duplicado y el médico dijo que había que "cuidarlo". Me prometieron una operación relativamente simple, más fácil que la última vez".

Aunque esta operación fue con una técnica más novedosa que la anterior, los resultados no fueron exitosos: "Cuando me despertaron, gritaba de dolor. El procedimiento había fallado. Tuve una hemorragia masiva y los médicos me dijeron que mis probabilidades de sobrevivir eran escasas si no volvían a operar. Esta vez necesitaban acceder a mi cerebro de la manera tradicional, a través del cráneo. Y la operación tenía que realizarse de inmediato".

Clarke, continúa narrando para New Yorker que su recuperación fue "aún más dolorosa de lo que había sido después de la primera cirugía. Parecía que había pasado por una guerra más espantosa que cualquiera de las que haya experimentado Daenerys. Salí de la operación con un drenaje que me salía de la cabeza", explica.

"Ahora no se ve la cicatriz que me recorre el cuero cabelludo hasta el oído, pero al principio pensaba que sería visible". Mientras pasaba por esta fase, su mayor preocupación era: "¿Me afectaría a la concentración? ¿A la memoria? ¿A la visión? Ahora le digo a la gente que lo que me hizo fue perder el buen gusto por los hombres. Pero nada de esto parecía divertido en ese momento", bromea. Después de otro mes ingresada en el hospital, recibió el alta.

Ahora, la actriz que interpreta a Daenerys dedica parte de su tiempo a una asociación benéfica de Reino Unido y Estados Unidos que se llama 'SameYou': "Tiene como objetivo brindar tratamiento a las personas que se recuperan de lesiones cerebrales. Les doy las gracias a mi madre y mi hermano, a mis médicos y enfermeras, a mis amigos. Todos los días echo de menos a mi padre, que murió de cáncer en 2016 y a quien nunca podré agradecer lo suficiente que me sostuviera la mano hasta el final".

Ahora, 'Juego de Tronos' está a punto de estrenar la que será la octava y última temporada (14 de abril) y ella confiesa que está "al cien por cien". Todo un ejemplo de superación.

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