Por qué seguir dándole leche de crecimiento a tu hijo pasado el primer año

Una correcta alimentación es un factor clave para el desarrollo de los más pequeños. Durante el primer año de vida, la leche es la principal fuente de nutrientes del bebé. Eso sí, cuando la lactancia materna no es posible, existe la alternativa de recurrir a leches adaptadas que deben ser siempre suministradas bajo supervisión pediátrica.

Transcurrido ese primer año de vida, llega el momento de ir adaptando poco a poco la alimentación del niño a la del resto de la familia . Se trata de un momento determinante en el que el factor fundamental es habituar al pequeño a una dieta equilibrada, saludable y variada, un reto que no siempre resulta sencillo.

Para asegurarnos de que respondemos a todas las necesidades nutricionales de nuestro hijo, la leche de crecimiento puede jugar un papel esencial: compaginándolo con la progresiva introducción de sólidos, le puede aportar nutrientes esenciales como Omega 3 DHA, hierro y vitamina D, que apenas están presentes en la leche de vaca.

La mayoría de niños de 1 a 3 años presentan ingestas deficitarias de Omega 3 DHA, Calcio y vitamina D

El mayor estudio de nutrición infantil en España, el estudio EsNuPi, una iniciativa de las Fundaciones Iberoamericana y Española de Nutrición, revela que tres de cada cuatro niños de entre 1 y 3 años no alcanzan los niveles recomendados de Omega 3 DHA. Tampoco alcanza las recomendaciones de calcio el 75% de los niños de esa franja de edad. En el caso de la vitamina D, el porcentaje se eleva hasta prácticamente el 100% de los casos.

Se trata de nutrientes especialmente relevantes para el desarrollo funcional de los más pequeños. El Omega 3 DHA es el ácido graso más abundante del cerebro, por lo que juega un papel clave en el desarrollo intelectual del niño. Por su parte, el calcio y la vitamina D son esenciales para el crecimiento y desarrollo de los huesos. La vitamina D, además, ayuda a fortalecer el sistema inmunitario.

A su vez, el estudio EsNuPi demuestra que los niños que consumen leches infantiles enriquecidas presentan mayores ingestas de calcio, vitamina D y Omega 3 DHA. Esto se debe a que la leche de crecimiento, especialmente cuando no contiene azúcar añadido, está mejor adaptada a sus necesidades nutricionales específicas que la leche de vaca entera.

En concreto, un vaso diario de Puleva Peques 3 aporta más del 60% de la cantidad diaria recomendada de Omega 3 DHA. Además de no contener azúcar añadido, también supone un importante aporte de calcio y de 13 tipos de vitaminas, entre ellas A, C y D, para ayudar a la función normal del sistema inmunitario; y de hierro, que ayuda al desarrollo cognitivo.

¿Cómo saber si tu hijo alcanza las recomendaciones nutricionales?

No siempre es fácil identificar si nuestro hijo puede enfrentarse a un déficit de ingesta de algún nutriente esencial. La clave siempre será una alimentación variada y equilibrada, en la que la leche de crecimiento puede jugar un papel complementario fundamental durante los primeros años de vida.

Eso sí, si queremos asegurarnos de que el niño tiene todas sus necesidades nutricionales cubiertas, podemos encontrar muchas alternativas para informarnos. Por supuesto, lo primero siempre será consultar al pediatra cualquier duda que nos pueda surgir respecto a la alimentación de nuestro hijo.

Como complemento a la orientación pediátrica, el Instituto Puleva de Nutrición ha desarrollado una sencilla calculadora para chequear si el niño está tomando en su dieta habitual el DHA recomendado. Esta herramienta tendrá en cuenta factores como la ingesta semanal de pescado blanco y azul, carnes, legumbres, fruta, huevos… En base a nuestras respuestas, nos indicará qué porcentaje de Omega 3 DHA y de hierro alcanza con su dieta habitual, y cómo podemos mejorar esas cifras en caso de ser necesario.

Puedes consultar la calculadora clicando aquí.

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