Toma nota
Siete alimentos que quizá no sabías que debías lavar siempre antes de comértelos
Es más que probable que hasta ahora no los lavases. Pues bien, una nueva era comienza: toca darle al fregoteo
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Hay dos tipos de personas en esta vida: los que no dudan en coger para comérsela una galleta que se les haya caído a la calle (ya sabeís, la regla de los tres segundos) y los tiquismiquis que JAMÁS comparten vaso ni plato con otro ser humano. Sin ánimo de ponernos en ninguno de los dos extremos, hoy queremos aconsejarte sobre la conveniencia de lavar algunos alimentos o productos que quizá antes no higienizabas antes de comértelos.
Refrescos en lata. Este consejo es especialmente interesante si eres de esas personas que bebe el refresco (o la cerveza) directamente de la lata. ¿Te das cuenta de que, antes de haber llegado a tu nevera, pueden haber pasado por todo tipo de almacenes, despensas y tiendas? A menudo, las latas acumulan suciedad, grasa o cualquier otra porquería que, sí, puede acabar en tu líquido.
Hierbas aromáticas. Hay mucha gente que no duda en utilizar el perejil, el cilantro o cualquier otra hierba aromática sin pasarla antes por el grifo. Pues bien, no es mala idea lavar un poco las hojitas y tallos que vayamos a utilizar. Al fin y al cabo, pueden contener restos de tierra que, de no ser quitados, es posible que terminen en tus platos. Y no queremos eso.
Aguacate. Vale, ya imaginas que las frutas y verduras hay que lavarlas siempre antes de comértelas pero, ¿qué hay de las que tienen una piel gruesa exterior que en ningún caso se come? Pues puestos a prevenir, mejor lavar un poco esa capa exterior para evitar que haya bacterias o gérmenes en la capa de fuera que puedan acabar, al pelar la fruta, en el interior.
Arroz. He aquí un caso que puede sonar raro. Sin embargo, el arroz, especialmente cuando el paquete ya está abierto, está expuesto a todo tipo de bacterias y gérmenes que es mejor evitar. Si lavamos el arroz a conciencia lograremos varias cosas: por un lado, eliminar posibles impurezas y, por otro, quitar el exceso de almidón que pueda haber en los granos.
Marisco. Da igual que se trate de mejillones, almejas o navajas. No podemos dejarnos confundir por el hecho de que tengan una concha que los 'protege'. Hay que tener en cuenta que puedan venir con impurezas en el propio agua que traen o incluso arena o tierra. Siempre hay que lavarlos antes de consumirlos con el fin de evitar que cualquier tipo de bacteria entre en nuestro organismo.
Legumbres cocidas. Las alubias, lentejas y garbanzos que se venden en tarros o latas resultan muy útiles porque nos evitan el proceso de cocción. Eso sí, no basta con quitarles el líquido en el que vienen para utilizar estas legumbres. Toca pasarlas por el grifo para quitarles el sabor secundario que deja ese líquido conservante y poder disfrutar de ellas en todo su esplendor.
Conservas. Pasa lo mismo con las conservas de comida que con las latas de refresco: que el exterior puede acumular impurezas, polvo o suciedad por el simple hecho de permanecer en cajones o estanterías durante un prolongado periodo de tiempo. Antes de abrir cualquier conserva, mejor limpiar la lata por fuera para evitar que la guarrería se cuele en el interior...
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