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El 'cloud bread', el pan sin hidratos de carbono ni gluten que está arrasando

Amigos, ha nacido una estrella: el 'cloud bread' (pan de las nubes, literalmente) se ha convertido en la receta de moda. Claro, no engorda y tampoco tiene gluten, ¿queréis saber cómo se hace?

Os presentamos el 'cloud bread'.

Os presentamos el 'cloud bread'.Pinterest

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Ahora mismo los panarras de todo el mundo deben estar llorando amargamente sobre sus masas madres. Justo cuando el pan se había quitado la espina de alimento "engordante", Pinterest alumbra un nuevo producto, el 'cloud bread', que es pan hecho sin ningún tipo de cereal... una pequeña perversión que está arrasando. La pregunta es, ¿por qué?

Pues la razón principal es bastante sencilla: nos ha pillado en enero, en el momento dieta, y se trata de una alternativa sin hidratos de carbono al pan de toda la vida. En Pinterest proliferan las recetas, las versiones en las que este 'cloud bread' se utiliza como base para sándwiches o pizza y lo que nos queda por ver...

Supongo que una vez llegados a este punto, estáis deseando ver cómo se hace este milagro que, además resulta muy esponjoso. Pues bien, aquí va la receta. Como podéis ver, más sencilla no puede ser:


Ingredientes:

Tres huevos

Tres cucharadas soperas de queso crema (no desnatado) a temperatura ambiente

Media cucharada de levadura a temperatura ambiente

Como ingredientes opcionales podemos ponerle un pellizquito de sal o un toque de edulcorante

Preparación:

Precalienta el horno a 150 grados y coloca en la bandeja papel vegetal. Separa las yemas de las claras de los huevos. Añádele a las yemas el queso en crema y remueve hasta formar una mezcla homogénea y sin grumos. Por otro lado, añade la levadura a las claras y bate hasta el punto de nieve. Añade poco a poco la mezcla de las yemas y queso a las claras y mezcla despacio hasta lograr una masa amarilla y ligera. Reparte esta masa en cucharadas en la bandeja del horno y, con ayuda de una espátula, alísalas y dales una forma redonda. Hornea entre 15 y 20 minutos a unos 150 grados. Cuando estén dorados, sácalos del horno. Espera a que se enfríen y pásalos a una bolsa de plástico para evitar que se queden duros. Déjalos reposar toda la noche.

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