Amnesia digital

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TECNOADICIONES

Uno de cada cinco adolescentes en España es adicto a las nuevas tecnologías

Las 'tecnoadicciones' son conductas que supeditan las actividades diarias a estar conectado, y uno de cada cinco jóvenes y niños de nuestro país es un "enfermo digital". Los principales síntomas de esta adicción es el aislamiento y el descuido de las relaciones sociales, de actividades académicas o de la salud y la higiene personal. Los jovenes adictos a las tecnologías presentan problemas psicológicos como la ansiedad o la depresión y problemas de atención o conductas regresivas. Los psicólogos recomiendan tratar este tipo de conductas con un especialista.

Concretamente, el 21,3% de los adolescentes españoles de 17 años reproduce características propias de una Conducta Adictiva a las Nuevas Tecnologías.

El 70% reconoce que utiliza Internet hasta el punto de descuidar otras actividades, no tiene ningún control de horario en el uso del ordenador y de los dispositivos móviles y admite que se conecta por las noches, quitándole horas al sueño.

¿Somos plenamente conscientes del peligro que entrañan las 'tecnoadicciones' para nuestros niños y adolescentes? La respuesta es que "plenamente" no. Pero poco a poco comenzamos a tomar conciencia sobre las consecuencias negativas que puede tener el uso abusivo de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) para nuestros jóvenes.

Y no olvidemos que son las generaciones del futuro. "Tecnoadicciones" versus "tecnofobias" Que nadie que quiera proteger a los más jóvenes de nuestro país de las "tecnoadicciones" caiga en las "tecnofobias", el extremo opuesto de aquellas, igualmente nocivo para una vida moderna y saludable.

Nadie pone en duda las innumerables ventajas que la incorporación de las TIC han supuesto en el día a día de las personas.

Ámbitos como la comunicación, el ocio, el trabajo... se han visto claramente modificados por el uso de las TIC, que han llegado a convertirse en un medio insustituible para llevar a cabo gran parte de nuestras actividades diarias.

Pero no todos empleamos las TIC de la misma manera ni con la misma facilidad. A los menores de edad se les denomina habitualmente "nativos digitales" al estar acostumbrados a utilizar dichas tecnologías desde pequeños y haber normalizado su uso.

No obstante, los conocimientos que manejan los menores y adolescentes, en general, son conocimientos relativos a la usabilidad y manejo cotidiano de las TIC, lo cual no supone habitualmente conocimientos sobre seguridad, privacidad, legislación aplicable o uso responsable de la herramienta.

Los síntomas destacatos son la Conducta Adictiva a Internet (CAI) un patrón de comportamiento caracterizado por la pérdida de control sobre el uso de Internet.

La Conducta Adictiva a Internet se caracteriza por el grado de interferencia en la vida diaria, cuando comienzan a supeditarse las actividades diarias al hecho de estar conectado.

Esta conducta conduce potencialmente al aislamiento y al descuido de las relaciones sociales, de las actividades académicas y de las actividades recreativas, así como de la salud y la higiene personal.

Generalmente presentan problemas de competencias y habilidades sociales para relacionarse, problemas psicológicos como la ansiedad o depresión..., problemas de atención o conductas agresivas.

Un uso adecuado de las tecnlogías sería, por ejemplo, un menor que diariamente después de hacer sus tareas escolares se conecta a Internet para comunicarse con sus amigos puede estar realizando un uso saludable, sin consecuencias negativas.

Como uso inadecuado entendemos  aquella forma de relación con las tecnologías en la que bien por la cantidad de tiempo, o la frecuencia, o por el tipo de uso, comienzan a manifestarse consecuencias negativas para el usuario y su entorno.

El uso del ordenador conectado a Internet durante 3 ó 4 horas podría no ser considerado excesivo o nocivo. Pero si la frecuencia es diaria o genera complicaciones en los estudios o en las relaciones sociales cara a cara, entonces es muy probable que nos encontremos ante una situación de abuso.

Actualmente sabemos que toda conducta que pueda generar placer en la persona que la realiza (ir de compras, trabajar, coleccionar objetos...) es susceptible de convertirse en adictiva.

Estas conductas, que pueden presentarse en un primer momento como actividades cotidianas, se van convirtiendo progresivamente en problemáticas para la persona que comienza a desarrollar una adicción hacia ellas.

Como a cualquier otra adicción, identificar las primeras señales es fundamental.

Un tecnoadicto cada vez necesita estar conectado durante más tiempo para sentirse satisfecho, se siente deprimido, nervioso o enfadado y sólo se le pasa cuando se conecta a Internet.

Además pasa mucho tiempo pensando en cuándo se podrá conectar de nuevo, no consigue controlar el tiempo o la frecuencia que pasa conectado, ha dejado de lado actividades u obligaciones por estar conectado, prefiere las cíber-relaciones a las relaciones personales, y  miente en relación al tiempo y la frecuencia con la que se conecta.

Si consideramos que nuestro hijo o hija presenta alguno de estos síntomas, el principal obstáculo con el que nos vamos a encontrar es la negación del problema por su parte.

Es posible que busque excusas para minimizar su problema, amparándose con frecuencia en la finalidad de su conexión: hacer deberes, medio para quedar con los amigos, entretenerse el rato que tiene.

Para  prevenir estas conductas, una de las mejores pautas de prevención y protección frente a los riesgos es la información.

Las personas que conocen los riesgos que pueden conllevar sus comportamientos suelen actuar de forma más cautelosa.

Para desarrollar una buena Salud Digital y prevenir una posible adicción hacia las TIC, así como otro tipo de problemas asociados, es importante tener en cuenta una serie de recomendaciones: es fundamental establecer normas y límites claros para que nuestros hijos usen las TIC de forma adecuada, evitando que puedan dedicarles todo su tiempo libre, fomentando la práctica de otras actividades y observando que cumplen también con sus obligaciones.

Pero... ¿qué hacemos si aparece el problema? Si el menor está manteniendo un uso inadecuado y/o abusivo de las TIC durante un período significativo de tiempo, se puede decir que ya ha instaurado este hábito y, como tal, tiene que desaprenderlo.

No se trata de prohibirle que use las TIC, sino que aprenda a usarlas de forma controlada y segura, sustituyendo los hábitos inadecuados por otros más positivos que le permitan aprovechar todas las oportunidades que le ofrece la tecnología.

Por último, si creemos haber perdido el control sobre la situación, o hemos identificado el problema demasiado tarde, es entonces cuando debemos consultar con un especialista.

Después de la evaluación por parte de un profesional de la psicología especializado, utilizará técnicas orientadas a romper los hábitos de conexión del menor.

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