Héroe
Una policía local de Ourense salva a un bebé que no podía respirar
La policía Pilar Quiroga, coordinadora del equipo de noche, desobstruyó las vías respiratorias del pequeño con ayuda de otros dos compañeros.

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La noche del viernes fue testigo de un hecho que, aunque comenzó con tensión y urgencia, terminó con un desenlace esperanzador gracias a la rápida intervención de la policía local, en concreto de la coordinadora del turno de noche, Pilar Quiroga. Aproximadamente a las 22:05 horas, en una zona de la ciudad das burgas, un grupo de personas llamó la atención de una patrulla que realizaba labores de vigilancia. Los gestos de desesperación y los gritos de auxilio indicaban que algo grave estaba ocurriendo. En brazos de una de las personas del grupo, se encontraba un bebé que no respondía adecuadamente y presentaba claras dificultades para respirar.
Ante la gravedad del escenario, el equipo policial no dudó en actuar. De inmediato, se solicitó apoyo sanitario a través de la emisora, solicitando específicamente una ambulancia equipada con personal médico especializado. Sin embargo, conscientes de que cada minuto podía ser vital, la agente Pilar comenzó a aplicar medidas de primeros auxilios mientras esperaban la llegada del personal médico, ya que reconocía que el pequeño sufría una obstrucción.
Uno de los primeros pasos fue identificar la causa de la obstrucción respiratoria del lactante. Dos agentes lograron retirar una primera obstrucción que le impedía respirar, posiblemente causada por mucosidad espesa o restos de algún líquido. La situación era crítica, pero no se perdió la calma. Fue Pilar, tras la ayuda previa de sus compañeros, que habían sacado el primer tapón al bebé, quien tomó al retoño y lo colocó en la posición de seguridad, una técnica fundamental que permite mantener abiertas las vías respiratorias y facilitar la expulsión de cualquier elemento que impida el flujo de aire.
Luego de posicionarlo correctamente, la agente aplicó una maniobra de desobstrucción que permitió que el bebé comenzara a respirar con mayor normalidad. Este acto fue crucial para estabilizar al menor antes de que llegaran los servicios médicos.
Sus familiares habrían dado al niño un jarabe para la fiebre
Posteriormente, se pudo saber que el bebé tenía fiebre alta y había ingerido un jarabe suministrado por sus familiares. Esta combinación, al parecer, provocó una acumulación que terminó dificultando su respiración. Afortunadamente, la coordinación eficaz de los agentes, sumada a su formación en primeros auxilios, permitió actuar a tiempo y evitar consecuencias graves.
Las personas que acompañaban al bebé, entre ellas familiares directos, se encontraban visiblemente alteradas por la situación, pero lograron calmarse una vez que el pequeño mostró señales de mejoría. La intervención no solo fue rápida, sino también ejemplar en cuanto al trabajo en equipo, la toma de decisiones bajo presión y la empatía demostrada durante toda la escena.
Este tipo de actuaciones evidencian la importancia de la preparación del personal policial en situaciones de emergencia, donde el tiempo y la sangre fría son factores determinantes. Aunque los agentes involucrados restaron importancia al acto heroico, lo cierto es que su profesionalismo marcó la diferencia y salvó una vida. Lo que pudo haber sido una tragedia se convirtió, gracias a ellos, en una experiencia con final feliz y memorable para todos los implicados.
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