Premio al Inventor Europeo 2023

La Oficina Europea de Patentes reconoce al español Avelino Corma como el investigador del año

El investigador del ITQ logra el premio al Inventor Europeo 2023 a Toda la Trayectoria Profesional. Sus descubrimientos se utilizan en numerosas industrias, entre las que destacan la energética, farmacéutica y cosmética, entre otras. Se reconoce "su extraordinaria carrera en el mundo de la química, que dura ya más de tres décadas".

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La Oficina Europea de Patentes ha otorgado el Premio al Inventor Europeo 2023, uno de los reconocimientos a la innovación más prestigiosos, a Avelino Corma, científico de reconocido prestigio internacional.

Tras conocer que era el ganador de este galardón, ha atendido a un equipo de Antena 3 Noticias en su laboratorio del ITQ en Valencia. Confiesa que este reconocimiento le hace ilusión "porque representa que hemos sido capaces de transferir la ciencia que hemos desarrollado, la más básica y fundamental" y que eso, continúa, se convierta en "procesos industriales, productos manufacturados, en definitiva, que solucionáramos o ayudáramos a solucionar algunos de los problemas de la sociedad”.

Avelino Corma, cuyo instituto pertenece al CSIC, ha dedicado su vida a desarrollar procesos químicos y catalizadores más sostenibles. La química está presente en todas partes, forma parte de nuestro día a día y se encuentra en elementos tan dispares como las medicinas o en los productos de limpieza. Todo lo que oímos, vemos, olemos, saboreamos y tocamos tiene que ver con la química. Los procesos por los que nuestro cuerpo puede transformar los alimentos y el agua en energía están estimulados por catalizadores. "El corazón de todos los inventos que hemos hecho es el catalizador", explica.

"Aunque me canso bastante más que antes, sigo teniendo la misma ilusión"

Así, estos catalizadores se utilizan en los procesos químicos para, por ejemplo, mejorar la eficacia y la limpieza medioambiental en todas las industrias. La mayoría de los descubrimientos de Avelino Corma se han obtenido gracias, en parte, al desarrollo de zeolitas sintetizadas. Estas zeolitas son materiales cristalinos compuestos de silicio, aluminio y oxígeno, y actúan como una esponja con agujeros muy pequeños que atrapan pequeñas moléculas para que se produzca una reacción química específica. Aunque algunas zeolitas se producen de forma natural, se pueden crear "catalizadores selectivos" para moléculas de un tamaño determinado.

En teoría es posible sintetizar millones de estructuras de zeolitas, pero hasta la fecha solo se han desarrollado unas 300. Aproximadamente, una quinta parte de estas han sido desarrolladas por Corma y su equipo, lo que posiciona a este grupo de investigación del ITQ como una autoridad internacional en la materia. Los trabajos de Avelino Corma y su equipo se han utilizado, por ejemplo, en la generación de energía a partir de la biomasa o en la eliminación de óxidos de nitrógeno (NOx) para paliar la contaminación atmosférica. Además, han tenido un impacto positivo en una amplia gama de industrias, como la del refinado y la petroquímica, la farmacéutica o la cosmética, entre otras.

Todo nació en un garaje

Fundó en 1990 el Instituto de Tecnología Química en un garaje con el suelo aún de arcilla en los terrenos de la Universitat Politècnica de València. Hoy son 300 investigadores los que forman este centro del CSIC.

A sus 72 años, recorre su laboratorio con el brillo de la curiosidad en los ojos como si fuera su primer día. No piensa en jubilarse por el momento. "Aunque me canso bastante más que antes, sigo teniendo la misma ilusión", nos dice. En su horizonte actual tiene cuatro proyectos en los que "estoy trabajando con derivados de la biomasa, estamos intentando obtener químicos de base que nos permitirán constituir otros productos y obtener combustibles, queroseno a partir de esto", detalla. Apasionado de la ciencia, asegura que, aunque es algo que está fuera de su campo, le gustaría "ver funcionando la fusión nuclear. Ahí se acabarían muchísimos problemas".

Para un prolífico científico de dilatada carrera como Corma, este premio supone una "confirmación de que la idea con la que arrancamos el ITQ tenía mucho sentido: generar ciencia fundamental que nos permitiera aumentar el conocimiento al tiempo que este se transfiere para solucionar problemas de nuestra sociedad. Es lo que hacemos a través de las patentes".

Corma es uno de los científicos españoles contemporáneos más distinguidos. En más de tres décadas de trayectoria profesional en el mundo de la química ha sido reconocido, entre otros, con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica y el Premio en Nuevas Tecnologías Jaume I. También el Premio de la Amistad del Gobierno Chino, el Premio Spiers Memorial de la Royal Society of Chemistry, la Gran Medalla de la Academia Francesa de Ciencias, el Rhodia Pierre-Gilles de Gennes Prize for Science and Industry, el Eni Award, el Royal Society of Chemistry Centenary Prize, el A. V. Humbold Research Award, el G.A. Somorjai Award de la American Chemical Society, el Premio Nacional de Ciencia y Tecnología de México, la Medalla de Oro de la Real Sociedad Española de Química y el Premio Heinz Heinemann de la International Association of Catalysis Societies.

Ahora, suma a su biografía este premio, que fue lanzado en 2006, honra a individuos y equipos que han aportado soluciones a algunos de los mayores retos de nuestro tiempo. Los finalistas y ganadores son seleccionados por un jurado independiente compuesto por antiguos finalistas del premio. Juntos examinan las propuestas por su contribución al progreso técnico, al desarrollo social y sostenible y a la prosperidad económica.

Hasta la fecha, Corma ha presentado casi 200 solicitudes de patentes europeas y más de 50 de sus patentes han sido licenciadas a empresas internacionales. La OEP le rendirá homenaje durante la ceremonia de entrega de los premios que será retransmitida en directo y que tendrá lugar el próximo 4 de julio en Valencia.

Con 6.300 empleados, la Oficina Europea de Patentes (OEP) es una de las mayores instituciones de servicio público de Europa. Con sede en Múnich y oficinas en Berlín, Bruselas, La Haya y Viena, la OEP se fundó con el objetivo de fortalecer la cooperación en materia de patentes en Europa. A través del procedimiento centralizado de concesión de patentes de la OEP, los inventores pueden obtener protección de patentes de alta calidad en hasta 44 países, cubriendo un mercado de unos 700 millones de personas. La OEP es también la principal autoridad mundial en información y búsqueda de patentes.

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