Vidas paralelas
Tú a Galicia y yo a Argentina: la historia de película de dos mellizas separadas al nacer
Se conocieron a los 22 años, después de toda la vida separadas por el Atlántico. Su familia ha recogido su historia en un libro: Delfina e Isolina. Ejemplo de Resiliencia.

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"En nuestra familia siempre pensamos que era una historia que había que escribir", asegura Mariazel A. Molinaro, hija de Delfina. Responde a nuestra llamada entre sorprendida y emocionada: “Ellas no pueden entender que su historia tenga repercusión”, asegura. Pero lo cierto es que cuando una empieza a escuchar su relato lo único que quiere es saber más.
Estas dos hermanas mellizas nacieron en Meaño, Pontevedra, en 1956. No podían imaginar en aquel momento lo que la vida les tenía preparado.
Eran tiempos difíciles, salir adelante en el rural gallego no era sencillo y más se complicaron las cosas para esta familia cuando a su madre le dio una embolia y falleció antes de que ellas cumplieran los dos años de edad.
Huérfanas con menos de dos años
Delfina e Isolina se quedaron huérfanas. Y con ellas un hermano que tenía por aquel entonces 15 años. Por si fuera poco, Delfina enfermó. Los médicos a los que podían tener acceso en aquellos tiempos momentos en un pequeño pueblo en el corazón de las Rías Baixas, no daban con la solución. Con este panorama, la familia tomó la decisión que creyó mejor para que ambas tuvieran el mejor futuro.
Una en Galicia y otra en Argentina
Delfina viajó a Buenos Aires para vivir con una tía y tratar de curarse en una ciudad mucho más avanzada en aquel momento. Isolina se quedó en Ribadumia, muy cerquita de su lugar de nacimiento, al cuidado de una prima de su madre.
Pasaron los años y cada una de ellas hizo su vida. Ambas eran perfectamente conocedoras de la existencia de la otra y se intercambiaban algunas cartas pero no pudieron conocerse (re-conocerse para ser exactos) hasta que Delfina se casó y cruzó el charco en su luna de miel. Si intención era regresar a sus orígenes y encontrarse con su hermana.
“Las dos coinciden en que estaban muy nerviosas, no sabían qué se iban a decir, cómo iba a ser ese encuentro. Pero también coinciden en que una vez que empezaron a hablar todo fluyó”, explica Mariazel. Y es que si en algo se parecen las dos hermanas, nos cuentan, es en la timidez. De hecho, al otro lado del teléfono durante nuestra conversación escuchamos a Delfina, pero prefiere dejar las explicaciones en manos de su hija.
"Nacidas de la misma matriz y separadas por el Atlántico"
No en vano es ella, Mariazel, la artífice del libro que ahora ha visto la luz; Delfina e Isolina. Ejemplo de Resiliencia, en el que relata la vida de las dos hermanas. “Nacidas de la misma matriz y separadas por el Atlántico”, nos dice. Ella aprovechó la pandemia para recoger información de la vida de su madre: “Sin que ella supiera que era para escribir, simplemente hablando, pasando el rato”. No se dedica a las letras, asegura, no es una profesional, pero este es uno de esos casos en los que el corazón puede a la técnica.
Cuando tenía el relato de su parte prácticamente terminado, se puso en contacto con su familia de aquí para que hicieran lo propio con la parte de Isolina. “Hablé con José, su marido, y enseguida se puso en marcha, él se encargó de la otra parte”.
Entre los dos le dieron forma a un libre que este sábado se convirtió en una realidad total con una presentación en el Auditorio de Ribadumia ante muchos de sus vecinos. “Pensamos que iba a ser un libro que quedase para la familia pero al final el ayuntamiento de Ribadumia lo editó y estamos emocionados”, asegura.

Vidas paralelas y opuestas
En este libro se hace un repaso de la vida de estas dos mujeres que, como todas las grandes mujeres si se me permite, son las que menos importancia le dan a lo que han vivido. “Para ellas no tiene tanta relevancia”.
Para el que las escucha –o lee- sin duda sí la tiene. Por un lado, Isolina, criada en el rural gallego, aprendió costura pero dedicó su vida al campo y a criar a sus cuatro hijos, nació y vivió en la comarca del Salnés. La otra, Delfina, llegó a Buenos Aires con apenas dos años. Se crio en una gran ciudad, con estudios de administrativa y varios empleos en este sector antes de tener a sus hijos y dedicarse después a su crianza.
A pesar de la dureza de muchos de los momentos vividos, no es un relato triste, ni mucho menos. ¿El azar? ¿El destino? ¿La vida? Sea lo que sea lo que decidió separar sus caminos, ha decidido también volver a juntarlos. Juntar a dos hermanas que, a día de hoy, con casi 69 años, se vuelven a dar la mano.
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