El espionaje tiene lugar desde 2003, a través de un acuerdo entre Ikea y una sociedad privada de seguridad denominada Sûreté International, agrega el semanario satírico. Los abogados de los sindicatos del grupo presentaron una denuncia contra la empresa por este caso, señala.
Un portavoz de Ikea aseguró que desconocían este comportamiento y que han decidido abrir una investigación interna para aclararlo. "Desaprobamos radicalmente todo atentado contra la vida privada de nuestros colaboradores, socios o clientes", indicó el portavoz, quien señaló que se toman el caso "muy en serio".
Nada más conocer el artículo del semanario satírico, Ikea convocó una reunión de urgencia en la que decidieron abrir una investigación interna para "encontrar una solución rápida" al problema.
Según "Le Canard Enchaîné", el director de riesgo de Ikea llegó a un acuerdo con el responsable de Sûreté International para poder tener información de empleados y clientes procedentes de un fichero confidencial reservado a usos policiales.
Por 80 euros la consulta, el hipermercado de muebles podía hacerse con datos de personas que le interesaban. "Le Canard Enchaîné" revela consultas sobre empleados fichados por la policía o sobre clientes que presentaron reclamaciones a la empresa.
En total, el semanario asegura haber tenido acceso a un centenar de correos electrónicos intercambiados entre Ikea y la empresa de seguridad privada.