Inmigración

La dura historia de Younousse Diop, el futbolista llegó en patera a Tenerife: "Estaba en shock, me incorporaba y solo veía mar"

Younousse Diop nos cuenta cómo fue su travesía en patera y cómo consiguió fichar en su primer equipo de fútbol.

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Llegó con 12 años a Tenerife en la crisis migratoria de 2006, una crisis que trajo hasta las vista canarias a más de 31.600 inmigrantes. Younousse viajó desde las costas de Senegal en una patera con otras 109 personas: "Aquello fue un infierno". Nos cuenta el joven Younousse. "No paraba de llorar. La travesía duró once días. Yo estaba en shock, me incorporaba y solo veía mar. Me volvía a recostar y comenzaba llorar de nuevo".

Younousse viajó solo. "Mis padres me enviaron diciéndome que me iba de viaje, de vacaciones. Si llego a saber que iba en patera no lo hago". Nos cuenta que sus padres querían para él una vida mejor. Que en su país hay mucha pobreza, que no se puede prosperar.

Su esperanza es que las nuevas generaciones cambien el rumbo de Senegal. A este joven senegalés, que ahora tiene 30 años, le apasiona el fútbol. "Cuando llegaba de la escuela, soltaba la mochila y cogía el balón. Mi padre me buscaba y siempre estaba en la calle, jugando a fútbol". Una pasión que su padre vio como un futuro prometedor. Por eso decidió que su hijo de 12 años tenía que intentarlo en Europa. Y lo embarcó en una patera sin que él supiera lo que le esperaba por delante.

Su paso por un centro de menores inmigrantes

Younousse consiguió llegar con vida junto a los otros ocupantes de la patera. Y fue trasladado a un centro ahora menores inmigrantes. Sin embargo, no recuerda con entusiasmo aquella etapa: "El resto de compañeros me robaban la ropa, el dinero… lejos de mi familia. Estaba muy triste. Y no paraba de llorar".

Comenta que le costó mucho integrarse en los centros de menores. Y que el deporte fue que le salvó.

Así entró en su primer equipo de fútbol

Enseguida afloraron sus grandes cualidades futbolísticas hasta que un día el responsable de la base del CD Tenerife, Sesé Rivero, lo conoce, detecta su calidad y lo incorpora al alevín del club, a pesar de que no tuviera papeles. Un día dejó de ir a entrenar, lo habían reubicado en otro centro de menores de la isla La Palma para ser trasladado a la península. Pero su entrenador consigue recuperarlo tras propiciar que jugase en el CD Mensajero, un equipo de la isla palmera, y logra que se quede en la ONG Aldeas Infantiles.

En 2014 consigue fichar por el primer equipo del Tenerife. Jugó 12 partidos en Segunda División y consiguió pasar por diversos equipos de Segunda B y Tercera (Mérida, Don Benito, Villarrubia, La Roda, Illescas y Vera). Ahora juega en el CD Santa Úrsula, un equipo de Tercera, en Tenerife.

Hemos acompañado a Younousse en un día de entrenamiento y descubrimos que la simpatía y cariño que despierta no sólo entre sus compañeros de equipo, también entre los aficionados.

Su vida actual

Rubén García es su entrenador: "Younousse es la alegría del equipo, es un ejemplo de fortaleza. Y siempre aporta mucho a sus compañeros con su humildad y compañerismo".

En la cantina del campo del fútbol, el joven no para de recibir halagos. Ángeles es la responsable de la cafetería. Nos cuenta con humor cómo, al principio, su nieto de cuatro años pensaba que Younousse podía pintarlo si lo tocaba. Y él se ríe, ambos se cogen de la mano y ella le da un beso. "Es muy cariñoso, aquí todo el mundo lo quiere".

Pero la vida de Younousse no solo es fútbol. Cada día acude a otros centro de migrantes y menores, que como el, hicieron una dura travesía en cayuco. Les presta apoyo y ayuda. El joven senegalés también recoge ropa, material sanitario y escolar para enviar a Senegal.

"En mi país hay mucha pobreza. No podemos prosperar, por eso los jóvenes se embarcan en esta aventura que puede acabar con sus vidas. Nosotros no somos delincuentes. Queremos regresar a África y cambiar las cosas. Es importante que la sociedad sepa que venimos a integrarnos. Solo se entiende nuestra situación cuando no se tiene nada".

Con la esperanza de que algún día pueda regresar con su familia y conseguir una vida más próspera, Younousse sigue utilizando el fútbol como instrumento solidario para dar visibilidad a la dureza de la inmigración. Por eso, cuando marca un gol, lo celebra simulando un remo, como si fuese en una patera. Es el mensaje con el que quiere rendir homenaje a los que se han quedado por el camino. Se levanta la camiseta y debajo se ve otra con un león. “Es el rugir de la desesperación de África", dice Younousse. El fútbol que vino del mar.

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