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¿Han visto alguna vez un libro comestible? Tiene fotografías, tiene texto, es un libro y se come. El hilo de caramelo une las páginas y una ramita de canela para decorar. Pero no sólo hay inventos nacionales, de China llega un té floral, se añade el agua caliente y a los cinco minutos tenemos un vergel particular y comestible, como no.

Una empresa recoge caracoles por usted. Invertebrados 100% agrestes. Lo garantizan. Y el sueño de los alérgicos a los fogones, la receta de la abuela en lata como el jibón en su tinta. A la cazuela y listos en unos minutos. Ya no hay excusas para cocinillas remolones.

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