Coral acude a un especialista a espaldas de Raúl: “Le voy a dar toda la información, solo si el médico me da esperanzas”

Raúl y Coral están pasando por uno de los peores momentos de su vida. La decisión sobre el futuro que tiene el bebé que están esperando les tiene totalmente divididos.

El médico diagnosticó a su futuro hijo hidrocefalia severa, estimándole una esperanza de vida muy corta. Los padres tienen que enfrentarse a una decisión muy dura: seguir adelante con el embarazo o no.

Raúl no quiere poner en peligro la vida de su mujer y no está dispuesto a traer al mundo a un niño solo para que sufra y padezca la enfermedad.

Por el contrario, Coral tiene esperanzas en que ese bebé que lleva dentro pueda nacer y llevar una vida digna. Ella ya ha creado un vínculo emocional con su hijo y no piensa desprenderse de él.

La futura mamá ha encontrado en su suegra un apoyo fundamental. Carmen, como madre que es, comprende la situación por la que está pasando su nuera y va a estar apoyándola.

Coral es consciente de que Raúl está dolido y preocupado por ella, pero no se siente comprendida por su marido debido a que tiene opiniones distintas.

La futura mamá está dispuesta a lucha por la vida de su hijo y le ha contado a Carmen que ha estado en la Facultad de Medicina. Ha hablado con una doctora de patología que le ha puesto en contacto con un médico especializado en hidrocefalia en bebés.

Coral ha concertado una cita con este médico y le ha pedido a Carmen que le acompañe: “¿Podrá venir conmigo? Por favor, no quiero ir sola”.

Carmen ha accedido a acompañarla pero le ha resaltado que quien debería ir con ella a la consulta es Raúl, padre del futuro niño.

Sin embargo, vistas las distantes opiniones de los padres con respecto al bebé, Coral prefiere ocultárselo a su marido: “Le voy a dar toda la información, solo si el Dr. Torres me da esperanzas”.

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