Nos lo cuenta
José Manuel, incapaz de conciliar su trabajo de enterrador con su vida personal: "La muerte no avisa"
Tiene un hijo de sólo tres años a quien no puede ver apenas por culpa de su trabajo, que no le permiten conciliar. José Manuel es enterrador, en concreto, del Cementerio Municipal de San Froilán.

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José Manuel tiene un trabajo poco habitual o, al menos, en el que mucha gente no piensa cuando trata de encontrar su vocación: enterrador.
Al principio todo era fácil y era un trabajo con mucha actividad, pero ahora que tiene un hijo de 3 años, se le hace muy difícil poder conciliar. José Manuel asegura que trabajan sin ninguna previsión y los 365 días del año: "La muerte no avisa, no puedo adelantar el trabajo para mañana".
Según nos cuenta, al no tener un horario fijo, no puede planificar cuándo podrá llevar a su hijo a las actividades extraescolares o al colegio. Además, aunque Manuel ha intentado en más de una ocasión que le faciliten la conciliación, no lo logra.
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El de enterrador es un oficio que requiere una entrega total y que a José Manuel comienza a pesarle. ¿Conseguirá un equilibrio entre su trabajo y su vida personal?
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