Cristóbal y Óscar viajaban juntos en el tren siniestrado en Santiago de Compostela. Ambos notaron que iban a una velocidad, aunque confiaban en que el tren frenaría antes de entrar en la curva. Pero, cuando empezaron los bandazos se temieron lo peor.
No se podían creer lo que estaba pansando. Los dos mantuvieron la conciencia durante todo el tiempo y el que Cristóbal cayera encima de Óscar hizo que el segundo saliera prácticamente sin heridas.
Aunque en un principio siguieron la información en los medios, ahora no quieren ver las imágenes porque es demasiado duro para ellos.
Cristóbal va a aceptar la ayuda psicológica que el hospital le ha ofrecido, mientras tanto Óscar prefiere superarlo él mismo. Lo que es seguro es que les va a costar hacerlo porque el accidente les ha marcado para siempre.