Topless
Cada vez más piscinas municipales permiten realizar topless en sus instalaciones
Acostumbrados a que en las playas se haga topless, ahora las piscinas municipales también se unen a esta práctica, pero tan solo se podrá realizar si el Ayuntamiento lo permite.
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La polémica sobre si se puede hacer topless o no cuando alguien toma el sol, es una conversación habitual durante el verano. Una práctica que normalmente se ve más en las playas, pero que cada vez son más las piscinas municipales que permiten que en su interior, quienes lo deseen, realicen topless.
Barcelona, Bilbao, Sevilla o Valencia son algunas de las comunidades pioneras, ya que desde hace años que se puede llevar a cabo esta práctica en las piscinas. Pero cada vez son más, la última en sumarse ha sido Córdoba.
Las opiniones entre las mujeres son variadas. Hay quienes no les importa hacerlo y otras que, por diferentes motivos, deciden no hacerlo. Algunos de los miedos que se pueden dar es que sean fotografiadas o recibir comentarios inapropiados.
Una práctica poco común fuera de España
Algunas mujeres aseguran que cuando mujeres extranjeras las ven hacer topless se impresionan. Una joven argentina también ha afirmado que allí, en Argentina, no es habitual hacerlo, por lo que cuando vino a España y vio que muchas mujeres lo hacían, se animó: "Para mí fue raro, pero me sentí muy libre al hacerlo". Además, ella también ha sufrido alguna mirada fuera de lugar y confiesa que "en cuanto veo una mirada que pienso: 'por qué me tienes que mirar así', me vuelvo a tapar".
El peligro de hacer topless en la playa
El verano pasado aumentó el número de webs dedicadas a subir contenidos donde se mostraba a mujeres realizando topless. En concreto existen 300 páginas con fotos íntimas de mujeres hechas sin consentimiento. En términos legales, estaríamos hablando de una vulneración del Artículo 18 de la Constitución Española. "Se trata de uno de los derechos fundamentales que tiene cada persona, en este caso es el derecho al honor, a la intimidad y a la propia imagen", afirma Sara Sanz, licenciada en Derecho. Impide la obtención, reproducción o publicación de imágenes sin permiso.
Por ello, las personas afectadas en primer lugar deben acudir a la fuente que ha publicado esa fotografía, pedir su retirada y acreditar que esa foto se ha difundido sin el consentimiento de la víctima. En segundo lugar, como se trata de un desnudo, se debe eliminar el contenido y al mismo tiempo se reclamaría una indemnización que valoraría un juez de acuerdo al daño moral causado.
El importe de la indemnización varía en función del alcance que tenga el medio de difusión, llegando a alcanzar hasta los 30.000 euros. Y en casos más graves puede derivar incluso en procedimientos penales.
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