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PROGRAMA 1 | SEGUNDA TEMPORADA 'CASADOS A PRIMERA VISTA'
"Si sabes cómo se pone, ¿para qué la invitas?" por SuperFalete
@SuperFalete comenta el primer programazo de la segunda temporada de 'Casados a primera vista'. Está convencido de que nuestras parejas van a funcionar a condición de... "Si les hubieran aislado en una prisión de máxima seguridad incomunicada y no tuvieran contacto con las amigas con derecho a roce o suegras enfurecidas" Así es la visión de uno de nuestros influencers del estreno del programa con más amor, o eso creemos, del mundo.
Los expertos del programa tienen un método infalible según el cual introducen los datos, aficiones y preferencias de los candidatos en un ordenador con Windows Vista y les sale una hoja de Excel con los emparejamientos, como si fuera el sorteo de la Champions League. Y, claro, luego pasa lo que pasa porque, ¿quién introduce los datos de la familia y allegados? Nadie, porque te da un pantallazo azul y te quedas sin dos programas: el informático y el televisivo.
Porque no seré yo quien diga que las parejas no tengan los requisitos mínimos para triunfar. De hecho, todo podría funcionar perfectamente si les hubieran aislado en una prisión de máxima seguridad incomunicada y no tuvieran contacto con las amigas con derecho a roce o suegras enfurecidas.
Por ejemplo, Sabrina ha puesto mucho empeño en que todo salga bien. De hecho, aún antes de conocer a su pareja, le ha enviado un mensaje de voz en alemán que decía "Sueño con una vida, con una pasión y, por supuesto, para toda la vida". Sí, un mensaje romántico en alemán. Esto no le podía salir bien ni a Goethe. Y así ha sido: Jonathan ha entendido “forzauseneleven” y ha perdido una hora en la caja fuerte del hotel intentando introducir los números para abrirla y encontrar su regalo.
En cuanto a Mónica, que repitió varias veces que lo que quería era casarse y luego ya conocer a su marido (en este orden), se pasó medio programa llorando y el otro medio cabreada porque Pedro invitó a la boda a Alexia, su ex novia, que no se resignaba a pasar a un segundo plano. Alexia tuvo unas palabras muy bonitas para la novia al comentar que le miraba “con cara de mierda”. Mientras tanto, era la que más hablaba, la que más sobaba al novio y también fue la primera en bailar. Pedro comentó que “es así porque tiene sangre cubano-americana”. Vale, pero si sabes cómo se pone, ¿para qué la invitas?
No quiero cerrar esta pequeña crónica sin hacer un homenaje al inestimable papel de las suegras, porque me sale el abogado que llevo dentro y me emociono. Las suegras son las que nos hacen el trabajo sucio y ayer pudimos ver a una profesional. Se me puso la carne de gallina cuando comenzó diciendo que “Casarse con una desconocida es una locura” y continuó negándose a saludar a la madre de la novia porque ella “No tiene por qué saludar a nadie”.
Pero, por si no había quedado claro, no se cansó de repetir que no le gusta la nariz de su nuera, al tiempo que hacía el gesto de un loro, y la vimos rematar la faena con un “Parece un poco zorrita. De primera impresión, NO QUIERO FALTAR A NADIE”. Ojo, que todavía se está conteniendo. Por eso he caído a sus pies. Usted es mi ídola, Doña Marisa.
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