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NÚMERO DE SERIE

Se cumplen diez años de la inmortal 'A dos metros bajo tierra'

Hace diez años HBO estrenó 'A dos metros bajo tierra' ('Six Feet Under'). Firmada por Alan Ball, guionista de 'American Beauty' y creador de 'True Blood', la serie cuenta con absoluta maestría los entresijos emocionales de la familia Fisher, que regentan una funeraria. Un concepto que parece simple pero que esconde una alambicada red de sentimientos, contradicciones, deseos… y muerte. Sí, la muerte es un personaje más de 'A dos metros bajo tierra' y convive con naturalidad entre los personajes.

A dos metros bajo tierra

antena3.com A dos metros bajo tierra

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Con series como esta se demuestra, de forma inequívoca, que a la televisión ya no se la puede tachar de caja tonta; todo lo contrario. Son muy pocas las ocasiones en las que todos los elementos técnicos y creativos están perfectamente sintonizados y conectados entre sí. En ‘Six Feet Under’ la conexión duró 5 temporadas y 63 soberbios capítulos. Ninguna serie, de momento, ha conseguido recrear un universo tan íntimo de personajes, acercándolos al espectador con una autenticidad insuperable.


Los Fisher, una familia inolvidable

El piloto de la serie arrancaba, como el resto de capítulos, con una muerte. Nathaniel Fisher, el patriarca de la familia, moría en un accidente de tráfico en plena celebración navideña. Un detonante perfecto para dar el pistoletazo de salida a esta peculiar serie de televisión y provocar consecuencias irreversibles en cada uno de los personajes:

Ruth. Es difícil explicar con exactitud un personaje tan multidimensional y de tanto bagaje emocional. Es luchadora, sufridora, excéntrica, un alma libre. La muerte de su marido significa un punto y final en su vida. A partir de ese momento dará rienda suelta a su apetito sexual, mermado durante los años de un aburrido matrimonio. Son muchos los novios que pasan por su cama hasta que se vuelve a casar con George, que por poco lleva a la matriarca de los Fisher a la locura absoluta. Pero si algo caracterizó al personaje interpretado por la gran actriz Frances Conroy es la absoluta entrega a sus hijos, a los que quiso de forma incondicional.


Nate. Llega de Seattle para pasar la navidad en casa y se encuentra con repentina muerte de su padre. Una situación que lo cambia todo y que le lleva a aceptar el trabajo en la funeraria familiar, “Fisher & Sons”. Es el más idealista de toda la serie, el personaje más infantil y el más parecido al padre de los Fisher. Su explosiva relación con Brenda (Rachel Griffiths) supuso todo un gancho para la serie. Los dos protagonizaron una de las mejores parejas que se recuerdan en la pequeña pantalla. Una relación en la que el odio y el amor se fusionaban en un abrir y cerrar de ojos.

Brenda Chennoweth. No es una Fisher pero como si lo fuese. La crudeza de este personaje traspasó todos los límites de lo políticamente correcto. Desde su peculiar y tenebrosa familia, su faceta de devoradora sexual hasta su papel de madre, se produce una evolución muy atrayente para el espectador. Fue un personaje pulido a la perfección y que encajó perfectamente como contrapunto de color al monocromatismo de los Fisher.


David. El más sensible de los hermanos, el que peor lo pasa ante la adversidad. Ordenado, frío y repleto de secretos. Asimila su orientación sexual a pasos demasiado pequeños, que le provocaron muchas crisis con Keith, su novio, y muchos quebraderos de cabeza para que no le descubrieran en casa. En el tramo final de la serie vivimos su lado más familiar con la adopción de dos adolescentes problemáticos, todo un hito para la televisión de entonces. Michael C. Hall (‘Dexter) demostró con su interpretación que es un actor de primer nivel.

Claire. La benjamín de los Fisher es un personaje muy complejo, puede que más que la propia Ruth. Se tuvo que enfrentar a la muerte de su padre colocada de éxtasis y vivió multitud de relaciones sexuales y sentimentales aun sabiendo que iban avocadas al fracaso. Su coqueteo con las drogas y su determinación de no parecerse a su madre la llevó por caminos muy interesantes, como su descubrimiento artístico o su madurez a la hora de enamorarse de un ejecutivo republicano. La escena final de la serie se sostuvo en este memorable personaje. Nunca nos olvidaremos de Claire ni de su coche fúnebre color lima.

Hay muchas series que hacen historia y otras que crean historia. ‘A dos metros bajo tierra’ creó un nuevo concepto de serie de televisión, a mucha distancia de las convenciones en torno a los conceptos de drama y comedia. Es mucho más que una simple ficción televisiva, es un lenguaje cómplice con el espectador, es una compleja tela de araña, es más que una obra maestra. Habrá que subir muchos metros por encima de la tierra hasta que llegue una serie con un nivel tan alto como ‘Six Feet Under’. 

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