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BETTY VE TELENOVELAS

5 razones por las que 'Cennet' será la nueva estrella turca de Nova

Fatmagül, Sila, Feriha, Fazilet… Todas ellas tienen en común haber conquistado a la audiencia de Nova. Ahora a esa lista se une un nuevo nombre: 'Cennet'. No arrastra el trauma de Fatmagül, ni se pelea con la tradición como Sila, ni vive en una mentira como Feriha, ni ambiciona un ascenso social como Fazilet, pero, sin duda, reúne todas las condiciones para convertirse en la nueva estrella turca de Nova.

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De la nada al todo

A Cennet (Almila Ada) el drama la ha acompañado desde el mismo instante de su nacimiento. No es que no fuera una bebé deseada. Es que su madre no quiso ni verla cuando nació. No tuvo ni una mirada, ni una caricia, ni una sonrisa, ni una palabra. Lo primero que la pequeña Cennet recibió en esta vida fue nada.

Sin embargo, Cennet se sobrepuso a ese desamor, a ese desamparo, a ese desapego y hoy en día es una mujer hecha y derecha que sería el orgullo de cualquier madre “normal”.

Solo podemos intuir el cómo, pero aquella niña que se crio en un orfanato, donde el algodón de azúcar estaba guardado bajo llave para ocasiones especiales, es hoy una brillante arquitecta. Y lo de brillante no lo decimos los espectadores, cegados por la “pena” de su condición de “huérfana”. Su brillantez brilla en su expediente académico. Solo una alumna puede ser la mejor de la promoción. Y su brillantez brilla también en el primer reto profesional al que se enfrenta. La recién licenciada consiguió ella solita salvar el macrocontrato más importante de la superempresa.

En esa empresa de arquitectura donde todos se admiran mutuamente, donde todos están muy orgullosos de lo que han conseguido, donde reciben premios a “mejor empresaria del año”, donde presumen de que hasta la gran heredera debe empezar desde abajo… En esa empresa fue necesario que la más humilde de las recién contratadas idease la solución que salvase su proyecto estrella.

Sin embargo, Cennet parece condenada a no poder disfrutar sus grandes momentos. Cuando aun sentía las palmadas en la espalda por el trabajo bien hecho, también sintió las puñaladas por la espalda y las bofetadas en la cara.

La puñalada se la dio su presunta competidora laboral. ¿Cómo es posible que tenga más protagonismo la desconocida recién llegada que la heredera natural del emporio? Cómo es posible que la humilde empleada sea más ingeniosa e inteligente que la hija de la empresaria del año?

Pero más doloroso que la envidia de la niña malcriada es la bofetada sin manos que le dio su jefa. Cennet no entiende nada y es normal. ¿Por qué la mujer que le ofreció trabajo sin apenas conocerla la despide sin ningún motivo justo después de haber salvado un negocio millonario? ¿Por qué esa inquina? ¿Por qué esa crueldad?

Cennet intuye que puede ser por temor a que haga sombra a Melisa, pero los espectadores conocemos la razón real y es mucho menos generosa.

Todo por (parte de) la familia

Porque la todopoderosa Arzu (Esra Ronabar) no aleja de malas maneras a Cennet porque tema que se interponga en la presunta relación entre Melisa y Selim ni porque sea consciente de que su hija no tiene nada que hacer profesionalmente al lado de Cennet. Si la despidiese por esos motivos, sería entendible y, siendo generosos, hasta justificable. Sería una madre defendiendo los intereses y la felicidad de su hija. ¿Qué madre quiere que una desconocida amargue la vida a la niña de sus ojos?

Pero los espectadores sabemos que Arzu no actúa como una bruja con Cennet por ser una buena madre. Al contrario, su actitud la define como la peor de las madres. Arzu no está expulsando de su particular paraíso a una humilde arquitecta que solo quiere ganarse la vida, ni a una arribista que pretende trepar social y económicamente. Arzu está construyendo un muro infranqueable a su propia hija.

Y es ahora cuando la confusión termina de embargarnos. ¿Por qué actúa así Arzu? ¿Por qué no quiso regalarle ni una mirada a su hija recién nacida? ¿Por qué no aprovecha ahora la oportunidad que le da la vida de enmendar sus errores? ¿Tanto miedo tiene a perder su privilegiada posición? ¿Cómo es posible que se desviva por una hija mientras que desprecia a la otra?

Y, sobre todo, la gran pregunta: ¿Cuánto tiempo conseguirá mantener a salvo su secreto? ¿Qué pasará cuando, más tarde o más temprano, la verdad sea revelada? ¿Llegaremos a ver una relación “normal” entre madre e hija o la situación es ya insalvable?

La otra cara de la moneda

Si para la familia política de Arzu, la revelación de su parentesco con Cennet puede ser impactante, para Melisa (Zhera Yilmaz) puede tener el efecto de una bomba atómica.

Melisa está acostumbrada a conseguir cuanto se propone con una sonrisa o con un cheque. Melisa sonríe o hace un puchero y toda la familia le presta atención y la toma en consideración. Y, sinceramente, tampoco hay nada extraño en que una madre confíe ciegamente en las capacidades de su hija o en que unos abuelos crean firmemente en su valía.

El problema viene cuando ella pierde la noción de su propia valía. Una cuenta corriente más que saneada, un coche último modelo y unos zapatos que cuestan más que todo el armario de Cennet no la convierten en mejor profesional. De hecho, debe su título de arquitectura a esa mujer a la que ahora desprecia, simplemente porque es lo que ella quisiera ser y tiene lo que ella querría tener.

Porque Melisa tiene un concepto muy arraigado de posesión. La empresa debería ser su hábitat natural porque su apellido impregna toda la atmósfera del lugar, pero ella no consigue encontrar su sitio.

Y, sobre todo, Melisa siente que Selim y ella forman un equipo indivisible. Es más, los espectadores hasta llegamos a pensar que lo suyo era el típico noviazgo entre los hijos de dos familias amigas de toda la vida, que, encima, comparten sociedad empresarial. La actitud de Melisa era lo que nos mostraba en los primeros compases de esta historia.

¿Qué pasará cuando tenga que compartir su posesión más preciada, su madre, con esa mujer que sin apenas esfuerzo le está arrebatando sus otros bienes más queridos?

Selim, entre dos aguas

En cuanto al protagonista masculino de esta historia, todos parecen dar por sentado que la unión empresarial terminará convirtiéndose en una alianza matrimonial, pero Selim (Berk Atan) o no se ha enterado de ese “proyecto” o no se quiere enterar.

Selim ya ha definido más de una vez a Melisa como su amiga de la infancia, como su mejor amiga, como una gran amiga, pero hasta ahí.

Selim no admira a Melisa como admira a Cennet. No mira a Melisa como mira a Cennet. No busca a Melisa como busca a Cennet. No defiende a Melisa como defiende a Cennet. No sonríe a Melisa como sonríe a Cennet. No siente por Melisa lo que siente por Cennet.

Y ahora Selim está en una encrucijada. Aun no ha llegado el momento, pero sabe que llegará. Sabe que llegarán los comentarios, las insinuaciones y las presiones que le recordarán lo conveniente, adecuado y recomendable que sería que se casara con Melisa.

Selim ha demostrado que no es ni dócil ni fácilmente manipulable. Defendió a Cennet y su trabajo frente a la todopoderosa Arzu y tampoco tiene problema en dejarle claro a Melisa que Cennet le “simpatiza”.

Pero, ¿tendrá la suficiente personalidad como para soportar toda la presión que se le avecina? ¿Podrá convencer a Cennet de que lo que siente por ella es real y desmentir la idea generalizada de que ya tiene una pareja consolidada con Melisa?

Y, por otro lado, y no menos interesante, ¿qué secreto esconde su pasado? ¿Por qué Nilgün entra en pánico ante el más mínimo incidente?

La luz y las sombras

A mayores, hay otras subtramas que llaman poderosamente nuestra atención. Por un lado, está Mukaddes, que gran parte de la audiencia tardará un tiempo en disociar de Elvan Demir. Ella es la abuela por excelencia. Es la mujer que siempre está al lado de Cennet. En las buenas, para celebrar sus éxitos. Y en las malas, para secar sus lágrimas. Y, sobre todo, tiene el arrojo necesario para plantarse ante Arzu y gritarle a la cara todas sus verdades. ¿Seguirá callada o hablará? ¿Cómo reaccionará Cennet cuando sepa que su abuela sabía la verdad?

Mientras que Mukaddes es un ser de luz, el entorno de Arzu está plagado de sombras. Ella, que tanto presume de su ideal familia, ignora que ese marido que le abrió las puertas de un nuevo mundo, se reencuentra frecuentemente con un amor de juventud. ¿Corre peligro el matrimonio? ¿Qué pasará con la empresa si eso sucede?

En definitiva, tenemos abiertos un buen número de frentes de interés: la no-relación materno filial entre Cennet y Arzu; la incipiente relación sentimental entre Cennet y Selim (¿comparten también pasado además de presente y quizá futuro?); la competitiva relación profesional y personal entre Cennet y Melisa (¿cómo reaccionarán cuando conozcan su parentesco?). Ya tenemos muchas preguntas y apenas llevamos una semana. ¿Empezarán a llegar las respuestas o surgirán nuevos interrogantes?

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