LA CARNE ES BELLA, LECHES
Siete motivos para amar la Dieta del Paleolítico (y otros siete para no hacerla)
Confieso que desde que descubrí la dieta del pibón, algo así como la declaración de intenciones de un salvaje que insta a las adolescentes a estar más buenas que sus amigas a base de, entre otras barbaridades, no desayunar, soy fan de las dietas peculiares. Y esta, la del Paleolítico, me tiene ganada desde el principio.
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En ocasiones hemos comentado por estos lares lo peligrosas que llegan a ser las dietas exprés si a uno se le van de las manos, cosa que suele ser más fácil de lo que creemos cuando empezamos a perder kilos a la velocidad del rayo sin ser conscientes de que lo único que estamos haciendo es alimentar un efecto yoyó de órdago.
Las dietas milagrosas, especialmente las que certifican una pérdida de peso rapidísima a base de incrementar la ingesta de proteínas y eliminar los hidratos de carbono, no son nada aconsejables desde el punto de vista médico, pues privan a nuestro organismo de los aportes nutricionales que necesitan, aunque sea por un tiempo limitado, y además no nos enseñan a comer, que es lo que de verdad cuenta.
Y es que al final la madre del cordero está en el argumento clásico: de todo, con moderación, varias veces al día, pocas grasas y muchas verduras y un poco de ejercicio. Parece fácil. Pero lo cierto es que el calendario presiona y muchas veces acabamos recurriendo a las dietas que abogan 'low-carb', como la que nos ocupa. Para ser sinceros, hemos de admitir que la paleodieta no es una dieta terrible, sino que en líneas generales está basada mucho que más que casi ninguna otra en el sentido común, pero tiene limitaciones que vamos a analizar en estos catorce puntos.
Siete motivos para amar la Dieta del Paleolítico:
1- O Paleodieta, que consiste a grandes rasgos, y por decirlo en una frase, ni más ni menos que en comer exactamente de la misma manera en que lo hacían los hombres del Paleolítico. Esta nostalgia del pasado en pleno siglo XXI tiene un componente romántico que resulta, cuanto menos, enternecedor. La dieta se resumiría fundamentalmente en: productos animales (carne, pescado y huevos) y plantas al gusto (desde verduras a voluntad como semillas y frutos secos), como se hacía en la antigüedad.
2- Es una dieta muy extendida entre los ejecutivos de Silicon Valley, que se dedican a consumir grasas y proteínas, como si fuesen unos Cromagnones aislados en sus bunkers high-tech desde los que construyen, solitarios y atormentados, el futuro.
3-No se cuentan calorías ni se pesan los alimentos. Aquí se come hasta que se está saciado, sin restricciones, siempre que se coman los alimentos amigos de la dieta.
4-Nada de cinco comidas al día. Tres, muy abundantes, y, si se quiere, con periodos de ayuno. Y no nos engañemos: dado el modo de vida actual nos suele resultar, en líneas generales, mucho más práctico comer tres veces que tener que hacer cinco parones en nuestras frenéticas actividades diarias.
5-Para la Paleodieta hay alimentos que son considerados, literalmente, "veneno": refrescos, azúcares refinados y todo tipo de alimentos procesados. Ese no rotundo a cualquier tipo de alimento procesado industrialmente es, sin duda, una reivindicación absolutamente saludable. De hecho, contariamente a lo que pueda parecer a primera vista, la paleodieta no es excesivamente alta en grasas: es cierto que los productos animales son fuentes de grasas, pero actualmente en las sociedades occidentales las grasas nos llegan mayoritariamente de la multitud de alimentos procesados que ingerimos, y que en la paleo están absolutamente prohibidos.
6-Es una dieta sin gluten, por lo tanto apta para celiacos.
7-Sólo se bebe agua. Ni una gota de alcohol, ni café, ni, evidentemente, procesados.
Siete motivos para no hacerla:
1-Nada de carbohidratos. Adiós café con leche y magdalena del desayuno. Los defensores de la paleo aseguran que igual estamos exagerando un poco con el consumo de carbohidratos como fuente de energía. Nuestros ancestros dicen, sólo comían plantas y animales y estaban estupendos. De hecho, tenían la energía suficiente para salir de su guarida y cazar un mamut prácticamente sin despeinarse, así que tan importantes no deben de ser los carbohidratos.
2-Excluye los lácteos. Y este punto no sabíamos muy bien dónde colocarlo, si en los pros o en los contras. Porque ni siquiera la comunidad médica ha logrado ponerse de acuerdo en las bondades o inconvenientes del consumo de lácteos en seres humanos adultos: hay un bloque que opina que es una barbaridad, pues somos el único mamífero adulto que sigue consumiendo leche y derivados (alimentos difíciles de digerir y cuyos nutrientes pueden hallarse sin problemas en otros alimentos), mientras que hay otra parte que opina que son potentes fuentes de calcio y proteínas. Para ser justos, hemos de decir, sin embargo, que la paleo suple con creces los niveles de calcio necesarios, que en este caso hallamos en numerosas verduras y en los frutos secos.
3-Llegados a este punto, nos damos cuenta de que la paleodieta, si comparamos con algunas salvajadas que hace la gente llegadas estas fechas, no es una dieta nada descabellada desde el punto de vista nutricional, pero es, evidentemente, y eso no podemos dejar de tenerlo en cuenta, que es muy difícil de sostener en las sociedades modernas, donde nos vemos rodeados de multitud de dulces e hidratos de carbono. La paleo es tan complicada que el simple hecho de salir a comer a un restaurante se convierte en una odisea. ¿Y qué ocurre con las dietas difíciles? Son las primeras que se abandonan, pues los nutricionistas insisten en que cualquier dieta ha de ser perfectamenete incorporable a nuestro estilo de vida.
4- Enlazando con el punto anterior, tal vez deberíamos hacer una reflexión: ¿estaban delgados los hombres del Paleolítico a causa de la dieta o a causa de la gran actividad física que realizaban? Hay nutricionistas que han alertado de que precisamente la paleo, si bien no es terrible para la salud, tampoco es la mejor manera de luchar contra la obesidad.
5- Dado que la paleo es enemiga de los azúcares, se reduce el consumo de frutas, lo que no sólo es un error a nivel nutricional sino que la convierte en muy difícil seguir. ¿De verdad se puede vivir sin las refrescantes frutas veraniegas?
6- Nutricionistas modernos como Aitor Sánchez de Mi dieta cojea, mi nutricionista de cabecera, cuyo blog os recomiendo desde ya, lo tienen muy claro: de todo un poco, con moderación, ejercicio, fruta, fibra, verduras.... Y si un día queremos un helado adelante.
7- ¿Y si nos dejamos ya de tonterías y nos aceptamos con esos kilitos de más que no suponen un riesgo para nuestra salud, pero que, eso sí, nos alejan de las modelos (y los modelos, ojo, por fin la preocupación por el peso ha llegado también a los hombres) veinteañeras cuya genética no tendríamos ni que volviésemos a nacer? Dijo una vez Jack Nicholson en una entrevista a Playboy: "La parte del cuerpo que más me interesa de una mujer es su cerebro". Pues eso.
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