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RETOMAR LA RUTINA

¿Cómo reorganizo mi alimentación tras las vacaciones?

Durante el verano tendemos a perder nuestras rutinas, y la alimentación no suele ser una excepción. ¿Por dónde empiezo a retomar?

Organización de comidas

Organización de comidasEnvato

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En general, la época estival suele implicar cambios en nuestras rutinas: las vacaciones o los cambios en la jornada laboral, las complicaciones que implica la conciliación familiar sin colegio, los cambios en la rutina de sueño y en los horarios de comidas, el aumento del tiempo libre y buen clima que hace que pasemos más tiempo fuera de casa…

Y todas estas variables conllevan también cambios en nuestra alimentación: comemos más veces fuera de casa, comemos con más frecuencia otro tipo de comidas, cocinamos menos o cosas más rápidas y cuando llegamos a casa, probablemente con más frecuencia la despensa esté bajo mínimos. Y esta pérdida de rutina se acentúa especialmente tras las vacaciones.

Llegados a este punto es importante diferenciar a las personas que suelen tener una rutina saludable y que la han perdido un poco durante el verano de las que ya no la tenían antes.

Si eres de las personas que mantienen unos hábitos saludables durante el año, no tienes que hacer nada especial tras las vacaciones, más que volver a tu rutina habitual. Si estás en este grupo, seguro además que ya el cuerpo te lo estará pidiendo y agradecerás la vuelta a la rutina.

Pero si eres de las personas que tenían dificultad para instaurar buenos hábitos y el verano te ha descolocado aún más, en este caso, te recomiendo que pidas ayuda de un/a dietista o dietista-nutricionista, no para que te paute una dieta sino para que te ayude paso a paso a mejorar tus hábitos, ya que si partes de unos malos hábitos o una mala relación con la comida no se puede cambiar todo a la vez.

Primer plano de contenedores de sobras
Primer plano de contenedores de sobras | Envato

¿Por dónde empiezo?

Planificación

Si no lo has hecho nunca empieza haciendo una planificación de comidas semanal. No es necesario que hagas esto todas las semanas. Puedes empezar haciendo 2 o 3 y luego puedes ir intercambiándolas o haciéndole pequeños cambios y ya tendrás el trabajo hecho. A la hora de hacer tu planificación ten en cuenta:

  • Procura que en cada comida/cena haya una proporción de verduras y hortalizas mayoritaria en el plato. Puede ser en la misma elaboración (por ejemplo guiso de verduras con lentejas) o en una elaboración diferente (judías verdes con salsa de tomate + calamares encebollados con arroz integral).
  • No te olvides de incluir legumbres en tu menú (lentejas, garbanzos, alubias…). Cocinadas con verduras pueden ser un plato único o un segundo plato con un primer plato basado en verduras y hortalizas.
  • Si comes carne, consúmela fresca, limitando al máximo los derivados cárnicos procesados y procura que en tu planificación la carne esté presente en menor medida que otras fuentes proteicas como legumbres, huevos, queso, pescados o mariscos.
  • Prioriza las versiones integrales frente a las refinadas (pasta integral, arroz integral, harina integral…)
  • Si no tienes hambre no es necesario que tomes postre, pero si necesitas un postre, prioriza la fruta fresca de temporada.

Compra

Una vez hecha a planificación de comidas, el siguiente paso es hacer la lista de la compra. Te recomiendo que no hagas la compra más de una vez por semana, ya que ir con más frecuencia implica el riesgo de comprar más cosas de las que necesitas, que gastes más y que luego se te estropeen las cosas que tienes en casa. La compra es un punto clave en tu alimentación. Dedícale un día a la semana en el que tengas un poco más de tiempo.

Cocina

Para volver a la rutina, empieza por las elaboraciones que ya conoces y una vez entres en rutina, ve añadiendo alguna receta nueva en tu planificación semanal para ampliar tu repertorio y no aburrirte de comer siempre lo mismo.

Y si un día no te apetece la comida que has puesto en la planificación, tienes sobras o no te apetece cocinar… No pasa nada. Date permiso para comer otra cosa y continúa. La rigidez complica la instauración de los buenos hábitos.

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