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Doce de la mañana en Calanda, en Teruel. Comienza la 'rompida de la hora' 10.000 tambores 'resuenan' en la mañana del Viernes Santo. Hasta 1.000 golpes reciben los 'picaos' antes de ser pinchados. La sangre brota y la penitencia continúa por las calles.

Con un madero a cuestas, y descalzos recorren las empedradas calles de Valverde de la Vera son los 'empalaos' penitentes que llevan como única vestimenta una túnica blanca atada a la cintura, el resto del cuerpo con una ceñida soga los brazos en cruz y sobre los hombros, un timón de arado, sujeto con la misma cuerda que rodea el cuerpo en la espalda, dos espadas cruzadas un velo blanco oculta sus rostros.

Sobre sus cabezas, una corona de espinas es el particular Via crucis de los 'empalaos', que se repite cada media noche de jueves santo en este pequeño pueblo, al norte de Cáceres.

A las ocho de la mañana el cortejo morao sale a las calles de Murcia. Es el desfile de los 'Salzillos', el más antiguo y célebre de la Semana Santa murciana. Sacan sus joyas Nazarenas del S. XVIII, esculturas talladas por el maestro imaginero Francisco Salzillo.

Una 'Santa Cena' recién restaurada, 'La oración en el huerto' y 'La dolorosa' son acompañados por más de 4.000 nazarenos entregados. Es una procesión de 9 pasos que hoy se estrena como Fiesta de Interés Turístico Internacional.

Mientras tanto, la localidad de Balmaseda, en Vizcaya, vive el día grande de su Semana Santa. 350 personas, la mitad de su población, se convierten hoy en personajes de la pasión de Cristo.

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