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Primero fue el terremoto, las víctimas, los heridos, los desalojos, dormir a la intemperie y posteriormente la reconstrucción de la normalidad. El recinto de Santa Quiteria es el punto neurálgico de las ayudas a los damnificados. Sin embargo, se van a desalojar a 3.000 personas a otro campamento que será instalado a las afueras del municipio murciano.

Mientras, las colas para solicitar comida no paran de crecer y los voluntarios de Cruz Roja y la Policía Local controlan la entrada al recinto para evitar que disfruten de la ayuda personas que no han resultado afectadas por el terremoto de Lorca, el control se lleva a cabo con unas pulseras identificativas con el número de censo. La atención psicológica es un factor imprescindible en estos días. Las terapias se llevan a cabo en grupo, en el caso de los niños, o individualmente cuando se trata de una persona que ha sufrído un fuerte impacto por la catástrofe. Los derribos hacen revivir ese miedo inicial que provocó el movimiento de tierra. Los primeros derribos han tenido lugar en la zona de La Viña.

Cuando la maquinaria ha tocado la ventana de un edificio éste se ha venido abajo bruscamente. El derrumbe ha afectado a una iglesia contigua y a otro edificio del que se ha caído un muro. Durante todo el lunes se esperaba que se produjera el derrumbe, sin embargo la maquinaria llegó a última hora y se pospuso a este martes. Durante toda la noche la policía ha desalojado a los vecinos que se acercaban a las inmediaciones de inmueble mientras los pilares del edificio se iban desplazando. Ahora sí, los vecinos de La Viña se han quedado sin nada.

 

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