Lluvia

"Por Dios que llueva pronto", el rezo del Arzobispado de Granada para poner fin a la sequía

El Arzobispado de Granada ha enviado una nota para que los sacerdotes, religiosos, religiosas, e incluso, los laicos de la Archidiócesis pidan a Dios que llueva.

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Por más que miramos al cielo, la lluvia no llega, o si lo hace, no es la cantidad suficiente. Tradicionalmente en nuestro país se le suele rezar a San Isidro Labrador para que quite o ponga el agua en función de las necesidades, pero parece que este Santo necesita la ayuda de un superior con esta sequía tan persistente que sufrimos. La iglesia de Granada propone que se lo pidamos directamente a Dios.

La nota publicada en su web, www.archidiocesisdegranada.es, comienza reflejando el problema: "En muchas regiones de España, en nuestra Comunidad andaluza y, también, en nuestra Diócesis estamos padeciendo desde hace meses la falta de lluvia, que se agrava cada día que pasa. La sequía nos afecta a todos: a nuestros campos, cosechas y pastos; afecta a nuestros montes, redes fluviales, fuentes y pantanos. En definitiva, al consumo doméstico, agrícola e industrial".

Y la solución que proponen es que "recemos para que el Creador nos conceda la lluvia abundante que necesitamos, sin que ello provoque inundaciones y otras catástrofes". "Él sabrá cuándo y cómo nos la enviará, pero nosotros no dejemos de pedirla". Es decir, que llueva, pero sin pasarse.

Los obreros de la iglesia, los sacerdotes, tienen que incluir la petición "en las preces de la Misa, especialmente en la de los Domingos y su Víspera, así como en las oraciones de Laudes, Vísperas y en el rezo del Rosario; en la eucaristía, cuando esté permitido litúrgicamente, utilizando el formulario 'Para pedir la lluvia'; en algún otro momento de la celebración o fuera de ella, por ejemplo, con la oración compuesta por el papa S. Pablo VI".

Esa oración papal que citan en la nota, literalmente dice así: "Haz que caiga del cielo sobre la tierra árida la lluvia tan deseada, para que renazcan los frutos y se salven los seres humanos y los animales”. Más claro el agua... Te rogamos, óyenos.

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