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A las 14.46h. del 11 de marzo, Japón sufría un temblor que derivaría en la peor tragedia de la historia del país. Un terremoto de magnitud 8,9 en la escala Ritcher del que hoy se cumple un mes. Provocó olas de hasta 10 metros de altura que arrasaron zonas aún hoy devastadas. Varios españoles residentes en Tokio, la capital del país, nos cuentan con palabras e imágenes cómo se vive el día de hoy. Los japoneses no olvidan, pero sí se recuperan con el estoicismo propio de la sociedad nipona. Estos son sus relatos:

José Manuel Segura (@ungatonipon):

'La vida en Tokio, justo un mes después del día del gran terremoto, parece haber vuelto a la normalidad. La gente celebra el tradicional Hanami de cadaaño, los niños juegan en el parque, unas escolares hablan de los planes quetienen para su próximo viaje. Hay un pequeño atasco en el semáforo... los conductores miran resignados cómo un grupo de salary man compran un bento tardío para ir al cercano canal de Meguro en el que pueden unirse al Hanami que muchos otros empleados de otras empresas están disfrutando.

Esta escena es exactamente el ambiente que se respira en Tokio, la capital de Japón, un mes después del terremoto, exactamente a las 14:46 horas de la tarde. Ya no hay problemas de abastecimiento de ningún artículo... los súpers están llenos de papel higiénico, agua mineral y lechefresca. La fruta, verduras, carne, pescado, todo abunda como si aquí nunca hubiera pasado nada. Quizás, es que en realidad no pasó nada, simplemente hubo un terremoto, que efectivamente causó muchos daños en las zonas costeras del Noreste de Japón pero que en Tokio no pasó de ser el día en el que todos volvimos a casa caminando varios kilómetros, en procesión obligada.

Lo único que queda de todo aquello es sorprenderte cuando pasa un día sin que hayas sentido una réplica, a las que casi todo el mundo se ha acostumbrado. Para un extranjero, no obstante, ver en la TV y en el móvil avisos de que en 10 segundos un terremoto va a llegar a tu zona es francamente estresante. Este tipo de avisos se han convertido en algo bastante más habitual que antes, y por muchos que haya, uno nunca consigue acostumbrarse... son las secuelas psicológicas que quedan después de haber vivido en persona uno de los terremotos más violentos que se conocen. Algo para contar a los nietos.'

Ricard Margalef (@ricardmargalef):

'Un mes después de la tragedia del terremoto, tsunami y central nuclear (que aún dura), en Tokio se vive de forma relativamente normal. Teniendo en cuenta que en ningún momento faltó la comida ni la electricidad, especialmente en los barrios más céntricos de Tokio, la única diferencia que veo respecto a la situación que había antes del 11 de marzo es que hay más oscuridad por la noche, en las estaciones, algunas escaleras mecánicas y algunas máquinas de comprar billetes están paradas para ahorrar energía.

Aun así seguimos las noticias que nos llegan de la central de Fukushima y esperamos que poco a poco se vaya arreglando. Ante ayer decían que arreglarla del todo llevará años o incluso décadas, con lo que estamos ante un proceso bastante largo. La principal preocupación que tienen los japoneses, al menos en Tokio, tiene que ver con los alimentos, puesto que habrá (y de hecho ya han empezado) controles muy estrictos en pescado, algas, vegetales y demás procedentes de las zonas más afectadas. Por lo demás seguimos haciendo vida normal y esperando a que todo se arregle lo antes posible.'

Antonio Valverde (@tokavs):

'Por mi experiencia y lo que he visto, Tokio está funcionando casi con total normalidad, los comercios, trenes y demás están operativos desde hace tiempo, y el tema de la disponibilidad de la comida también volvió a su cauce pronto. En el único aspecto en el que noto diferencia es en el tema de la iluminación, ya que debido al ahorro energético hay muchas menos luces que antes por la calle.

Pero por ejemplo ya he visto las teles grandes de Shibuya encendidas, poco a poco todo está volviendo a la normalidad en este sentido. Pero yo creo que si alguien que nunca ha estado aquí y no supiera lo que ha pasado seguramente no se daría cuenta de nada. Sobre mi vida en particular, no ha cambiado mucho. A destacar que mi universidad retrasó un mes el comienzo del siguiente semestre y que en mi trabajo por horas ahora trabajo menos que antes, pero sigo mantiendolo.'

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