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Pegados al suelo, aferrados a un móvil para gritar que están vivos o en lo alto de un edificio que milagrosamente el seísmo ha respetado. Una mujer narra que escapó de un edificio a través de la escalera de incendios del comedor pero se derrumbó. Fue la escalera del camión de los bomberos lo que le ayudó a salir.

Las televisiones narraron en directo un temblor de 6,3 grados en la Escala de Richter que mantiene en vilo a los neozelandeses y retrata unas historias que tienen nombre propio. 

Miguel Gómez, un español que vive allí, ha relatado su vivencia en el programa de Onda Cero Herrera en la Onda: "Me he encontrado la ciudad que parecía que había caído una bomba, de repente ha empezado todo a temblar".

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