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A punto de cumplirse dos semanas desde que se inició la revuelta, Egipto empieza a calcular los costes de esta revolución. Las pérdidas se estiman en torno a los 3.000 millones de euros. 

La economía se ha visto seriamente afectada, especialmente su principal industria: el turismo.

Desde hace 13 días, casi ningún turista se acerca a la principal atracción del país, las pirámides. Lo mismo se puede decir de los comercios, de los taxis y de la infinidad de negocios que viven de los visitantes.

"La vida se ha paralizado... Ni egipcios, ni extranjeros, ya nadie se acerca a nuestro local", se lamenta el dueño de un restaurante de la rivera del Nilo. 

"Yo no tengo salario fijo y tengo que pagar el crédito para el taxi... Si no llevo dinero a casa, ¿cómo voy a alimentar a mi familia?", se pregunta un taxista.

Los egipcios saben que no hay nada que espante más al turismo que la inestabilidad. Pero también lo sabe la comunidad internacional: Hay que tener en cuenta que por el Canal de Suez transita el 8% del comercio mundial. 

La factura hasta ahora de la revolución se acerca a los 3.000 millones de dólares: 310 millones cada día. 

Con 84 millones de habitantes, Egipto es después de Israel la economía más potente de la zona, aunque su crecimiento se puede ver comprometido en un 5% por las revueltas. 

Canarias como alternativa
La inestabilidad en el norte de África está desviando el turismo a Canarias. Muchos tur- operadores ofrecen el archipiélago como alternativa. 

Las agencias de viajes hablan de 3.000 turistas más a la semana.

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