En el Jaral, Gonzalo les abre su corazón a su abuelo y a Rosario, les dice la verdad de lo que le pasa sin saber que María lo escucha emocionada. Se produce una dulce reconciliación de la pareja. La pareja les agradece que se hayan “confabulado” para hacerlos reaccionar, pues lo han conseguido.

Bernarda asegura a Francisca que Fulgencio no tenía todavía una respuesta de los inversores. Vuelve Fulgencio. Francisca se lleva una gran desilusión: los inversores no la quieren como cliente. Francisca está desolada, pero de pronto, a Bernarda se le ocurre una solución: la Doña traspasará su capital a Fulgencio para que este lo pase como propio a los inversores y lo pongan a salvo. Parece una genial idea.

Fulgencio y Bernarda brindan por el éxito de su empresa, están timando a Francisca.

Fernando no tiene planes de futuro. Sabe que su vida será breve y que cuanto más daño haga, mejor.

Jacinta está recogiendo sus cosas. Se marcha del pueblo, ya nada tiene aquí.

Isidro cuida a su hermano. El regalo que encargó llegará la semana que viene pero llegará a tiempo. Llega Aníbal pidiendo ayuda: Isidro está mal. Aurora pide que vayan a buscar urgentemente a Don Pablo. Isidro se está muriendo.