María fue comprada. Sus padres le confesaron a los 24 años que acudieron a Melilla y allí se la entregaron por una gran suma de dinero. Todo sucedió a través de ua intermediaria, Isabel, que formaba parte de una red perfectamente organizada de tráfico de niños en varios puntos del país.

Las padres de María José cruzaron el 24 de abril de 1979 el Estrecho. Debían encontrarse con alguien en un bar de Melilla. Eran una pareja de mediana edad, con más de cuarenta años y no podían tener hijos. Llevan mucho tiempo soñando con abrazar a su propio bebé pero la espera se alarga y la inquietud crece. Después de seis horas esperando se presentan dos señoras en el bar. Llevan en brazos un bulto envuelto en unas sábanas, es una niña. Se la entregan a la pareja a cambio de un sobre con 200.000 pesetas de la época. ¿Por qué tardaron tanto?. La madre biológica estaba todavía de parto.

Con María José en brazos, un bebé de apenas una hora de vida, sin documentación, sin ropa infantil, sin nada se embarcan en un avión y regresan a Valencia. Allí acuden a la Clínica de La Fe en la que una comadrona les está esperando. Por 25.000 pesetas, la comadrona estampa su firma en un documento falso. De esta manera certifica que asistió al parto en el domicilio particular de los compradores y que estos son sus padres biológicos.

Localizamos a Isabel, la persona que durante años ha ejercido como mediadora entre compradores y vendedores, la persona que, en el fondo decidía quién era hija de quién. Asegura que ella nunca cobró dinero de las transacciones, que lo único que hacía era poner en contacto a unos con otros. "Yo solo repartía el dinero, una parte para la madre biológica y otra parte para la clínica". Isabel dice que los niños se vendían con el consentimiento de las madres biológicas, aunque no en todos los casos.