Los incidentes surgidos a raiz de la muerte de un menor marroquí han abierto la espita de un problema latente en muchos lugares de España pero que se escenifica estos días en la localidad gerundense de Salt. Este pueblo gerundense de 37.000 habitantes, de los cuales más de 14.000 son de otras nacionalidades, lo que supone que el 43 por ciento de la población es inmigrante.