No hay consuelo para Carlos y María. Un mes después de la muerte de Gloria, los padres de la pequeña se siguen preguntando qué falló en la atracción. "Lo que no entiendo es que, si estaba todo bién, por qué pasó", se lamenta Carlos. Tardaron más de media hora en encontrar el cuerpo de la pequeña, pero tuvo que ser su padre el que diera con ella "no se me va de la cabeza la imágen de la niña en la atracción cuando cierro los ojos", afirma Carlos.

El dueño de la atracción es padre de tres hijos, uno de ellos muy pequeño. Hijo de feriantes, tiene otras dos atracciones, pero es su mujer la que lleva el negocio ahora, pues asegura que él se encuentra en tratamiento psicológico. De la atracción que le costó la vida a Gloria, asegura no querer saber nada "que se encarge de ella la empresa que la fabricó", dice. "Tendré menos pueblos donde acudir, pero me tengo que ganar la vida de alguna manera, ya que tengo que dar de comer a mis hijos", sentencia.

Los padres de Gloria afirman estar indignados con la actitud del feriante "lo que más rabia nos ha producido es que se evadiera de tal manera que solo se preocupara por perder ferias de pueblos cercanos". Por eso, Carlos y María han decidido emprender acciones legales contra el feriante por presunta negligencia.