El escenario se repite. En Espejo Público hemos acudido a tres barrios marginales de tres garandes ciudades de nuestro país. Sus habitantes conviven con la delincuencia, la insalubridad y las ratas. La crisis no ha hecho más que agravar una situación, ya de por si dramática.

En lugares como las 3.000 viviendas de Sevilla no entran ni los carteros y cuando acude la policía, siempre lo hace acompañada de algún agente extra. Ni agua caliente, ni servicios sanitarios, sus habitantes viven como en un gueto rodeados de miseria y delincuencia.

A poco más de 200 kilómetros de la capital andaluza, estáa el barrio Palma Palmilla de Málaga donde hemos encontrado historias muy similares a las de Sevilla. El consumo de drogas se encuentra en el origen de muchos de los problemas del barrio y la crisis ha terminado por sepultar la esperanza de muchos de sus habitantes.

La Cañada Real en Madrid es una continua fuente de noticias de las secciones de sucesos. Es difícil entrar ahí y ni siquiera "el Pera", un gran conocido de muchos de sus habitantes, consigue tranquilizar los ánimos cuando los nervios están a flor de piel porque se ha retrasado el autobús de la metadona. Este enclave tiene los días contados, porque el Ayuntamiento ya ha aprobado un plan de desarrollo para la zona. El lugar se limpiará, pero la miseria y la delincuencia viajarán a otro lugar.