Un compañero de trabajo le dio un beso no consentido: "No fue un pico, me babeó toda la boca"

El escándalo del beso no consentido de Luis Rubiales a Jenni Hermoso sirvió para poner sobre la mesa un asunto que ocurre más de lo que pensamos en el ámbito laboral. En 'Y ahora Sonsoles' hemos visto el caso de Ana Fernández, que nos ha visitado en directo, que ha pasado por lo mismo.

Todo comenzó el pasado 18 de septiembre en lo que empezó como una broma entre dos enfermeros de un hospital de Almería. Ella le preguntó a su compañero si había cogido el coronavirus, a lo que él respondió: "Ven aquí que te lo voy a pagar".

"Hay compañeros más preocupados por el que me dio el beso"

La conversación terminó en un beso no consentido por parte de él que le dio en unas jornadas formativas. Y es que, según figura en la denuncia, incluso le hizo daño en el cuello. "Cerró los ojos y le acercó a él, metió la lengua y babeó toda la cara", relata la denuncia.

Automáticamente la enfermera salió del edificio y se lo contó a unas compañeras. Ella sintió asco, malestar y miedo porque la forzó. "Se sintió vejada y ridiculizada", figura en la denuncia.

Ella se sorprendió porque todo el mundo estaba delante y, además, con lo reciente que estaba el caso de Jenni Hermoso, no se podía creer que su compañero estuviera haciendo eso.

Ana se ha sentido muy apoyada por sus jefes, pero, sin embargo, otros compañeros están más preocupados por lo que le pase a Félix, y no a ella.

Esta no era la primera vez que él actuaba con ella de manera vejatoria. Después de lo ocurrido, él se ha acercado a pedirle perdón, pero lo que le dijo fue que no se esperaba que fuese a reaccionar así.

Un compañero de Ana y del resto ha escrito al programa para decir que no es verdad que le dio un pico, pero no que le metiese la lengua, algo que niega la propia víctima.

El beso no consentido a Jenni Hermoso

Era la final del Mundial, cuando todo el mundo estaba atento a la victoria de la Selección Española en Australia, cuando Luis Rubiales le dio un beso sin consentimiento, como ella mismo dijo en un comunicado, a Jenni Hermoso durante la entrega de medallas.

A pesar de que todo el mundo pidió su dimisión, Rubiales se aferró a su cargo como presidente de la RFEF alegando que el beso había sido consentido en una conversación que supuestamente tuvo en la misma tarima.

Posteriormente se refugió en Motril, su localidad natal, donde además su madre se puso en huelga de hambre atrincherada en una iglesia pidiendo justicia para su hijo. Tuvo que abandonarla dos días después yser trasladada a urgencias. Después de esto, madre e hijo estuvieron un tiempo en paradero desconocido.

Los vecinos de la ciudad se volcaron también con Rubiales e incluso se manifestaron a su favor y en muestra de apoyo a la familia.

También salieron voces en contra de Rubiales, como su propio tío Juan Rubiales, que lo desenmascaró.

Jenni Hermoso siguió adelante y ratificó la denuncia en la Fiscalía, tras lo que le pusieron a Rubiales una orden de alejamiento.