Las declaraciones de Jaume Serra en televisión han levantado ampollas no sólo entre los cirujanos y distribuidores de las ya famosas prótesis PIP, sino también entre sus propias pacientes. "Si él ya sabe todo esto y me las pone en 2008, no lo puedo entender. Y nunca se ha dirigido a mí, a mí me lo dijo la clínica" denuncia Carmela, una de sus pacientes.
"El problema está en las clínicas con ánimo de lucro", se defiende Serra. "Los comerciales venden una operación y yo no puedo negarme a realizarla. De hecho le dije a la directora de la clínica que eso no lo podían hacer", asegura. Según Serra, cuando descubre que las prótesis PIP se rompen más de lo habitual ya no estaba en la clínica "me sustituyeron sin decírmelo".
Muchas de sus pacientes le reprochan no haber contactado con ellas para advertirles del peligro. "Mandé un burofax a la clínica para que se pusieran en contacto con las pacientes, pues yo ya no trabajaba alli, y me respondieron que corría de su cuenta. Luego me entero que a algunas pacientes no les llegó la carta en las que se les informaba de ello". "Estas clínicas son un cáncer", sentencia.