BETTY VE TELENOVELAS

Taner Ölmez cumple 37 años tras convertir a 'Doctor Alí' en uno de los personajes de la temporada

'Doctor Ali' ha sido uno de los grandes fenómenos de la temporada televisiva y una de las claves de su éxito ha sido, sin duda, el gran trabajo de su protagonista, Taner Ölmez, que celebra este 9 de agosto su 37 cumpleaños.

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Cuando en el mes de diciembre llegue el momento de hacer balance del año televisivo, uno de los títulos que probablemente aparecerá en la lista de grandes éxitos es el de 'Doctor Alí' y, junto a él, el nombre de su protagonista, Taner Ölmez, que celebra su 37 cumpleañostriunfando con un personaje tan icónico como inolvidable.

El buen hacer de Taner Ölmez

Desde el primer momento que conocemos al 'Doctor Alí' nos impacta el impresionante trabajo que realiza Taner Ölmez. Esa primera impresión no hace más que consolidarse y acentuarse a lo largo de toda la serie porque este actor turco, al que ya habíamos descubierto en 'Medzecir', interpreta a este personaje absolutamente con todo su ser.

Taner Ölmez es Ali Vefa con su expresión corporal, con sus manos, con sus ojos, con sus gestos. Taner Ölmez no necesita pronunciar ni una sola palabra para transmitirnos perfectamente qué siente Alí. Nos lo transmite cuando se encoge cada vez que Ferman le grita. Nos los transmite cuando sonríe al lado de Nazli. Nos lo transmite cuando se le ilumina la mirada al entrar en un quirófano. Nos lo transmite cuando se abraza a sí mismo porque no puede tocar a Adil. Nos los transmite cuando se mueve inquieto y acelerado porque no consigue comprender esos gestos que para nosotros son detalles y para él son misterios indescifrables. Nos lo transmite cuando corre por los pasillos satisfecho y orgulloso porque tenía razón. Nos lo transmite cuando simplemente se sienta a ver girar el tambor de una lavadora.

Porque actor y personaje logran una simbiosis tan especial que capta toda nuestra atención cada vez que está en pantalla porque con ellos hemos vivido infinidad de emociones.

Nos hemos preocupado cuando Ali no lograba encajar en el hospital. Nos hemos desesperado cuando no lograba resultados por más que se esforzaba. Nos hemos enorgullecido cuando demostró su valía profesional. Nos hemos angustiado cuando las circunstancias parecían ser más fuertes que él. Nos hemos emocionado cuando iba alcanzando pequeñas metas. Nos hemos inquietado cuando corría el peligro de volver al punto de partida. Nos hemos alegrado cuando lo hemos visto feliz.

Y, sobre todo, Alí Vefa nos ha hecho reflexionar. Y mucho. Al igual que sucedió con los Derenoglu de 'Inocentes', este personaje ha provocado que durante cada capítulo nos paráramos unos minutos a pensar lo difícil que puede ser para alguien como Alí cualquier cuestión que para nosotros resulta completamente simple y cotidiana. Y, sobre todo, nos ha demostrado el daño que, lo que para nosotros puede ser un pequeño detalle, puede causar en alguien para quien es una gran agresión.

Alí Vefa ha puesto ante nosotros las dificultades que pueden llegar a entrañar la "normalidad" y la "cotidianidad" y también ha sido un ejemplo de esfuerzo y superación.

Fueron muchos los que dijeron que Alí no lograría su objetivo de ser cirujano. Fueron muchos los que dijeron que Alí no podría llevar una vida “normal”. Fueron muchos los que dijeron que no lo conseguiría.

Pero a base de muchos esfuerzos, muchos sacrificios, muchas lágrimas y, también, mucha ayuda, Alí Vefa ha logrado ser cirujano, marido, hermano, hijo y amigo.

El Alí médico

Tanju no puede mover sus piernas y Alí da con su diagnóstico
Tanju no puede mover sus piernas y Alí da con su diagnóstico | Nova

El gran objetivo vital de Alí cuando lo conocimos era ser cirujano y, de hecho, en nuestro primer encuentro con él ya demostró tanto sus conocimientos como sus habilidades. Hasta el propio doctor Eryiğit tuvo que reconocer que había tenido una idea ingeniosa.

El síndrome del sabio, sin duda, suponía una gran ayuda para su desarrollo profesional. Era capaz de ver aquello que los demás no veían y, sobre todo, era capaz de desarrollar diagnósticos y tratamientos con una agilidad inusitada. De hecho, casi nadie dudó nunca de su potencial en el quirófano.

El gran hándicap de Alí para ser un gran médico eran sus problemas en las interacciones sociales. Era asombrosamente brillante al diagnosticar, pero terriblemente torpe al comunicar los resultados. Y lo peor es que a Alí le costaba muchísimo comprender dónde estaba su error. Él decía la verdad y tenía la razón, ¿por qué todos se enfadaban cuando se lo decía a los pacientes y/o los familiares?

Eso sí, si bien ha tenido más de un problema con los adultos, con quienes se entendía a la perfección era con los niños porque Alí tiene muy presente su infancia. En más de una ocasión, Alí fue la voz de esos niños que no podían hablar, que no podían expresar su opinión o que, simplemente, no eran escuchados.

El Alí pareja

Y esa dulzura y ternura con la que trataba a los más pequeños era la misma con la que trató a Nazli (Sinem Ünsal), el gran amor de su vida incluso cuando aún no sabía lo que significaba querer a alguien.

Como pareja, también ha vivido un largo aprendizaje, pero en ese camino nos ha regalado momentos inolvidables. Desde los más tiernos como aquel baile "sin tocar" hasta los más simpáticos como cada vez que pedía consejo a Ferman, Demir o Doruk sobre cómo actuar con su novia. Porque Alí era una página en blanco sentimental y poco a poco fue escribiendo su historia de la mano de Nazli, quien, aunque a veces resultaba excesivamente maternal, asumió con gran entereza y valentía lo que suponía tener una relación sentimental con alguien con autismo.

Y no fue fácil. No fue fácil cogerse de la mano. No fue fácil el primer beso. No fue fácil la primera discusión. No fue fácil la primera crisis. No fue fácil la primera ruptura. No fue fácil la primera reconciliación. No fue fácil ni su boda.

Pero juntos fueron superando las dificultades. Él dando pasos de gigante para cada aproximación. Ella aceptando a Alí tal y como era.

El Alí hermano

A quien le costó más aceptar a Alí fue a Ferman (Onur Tuna). Es imposible olvidar el día que le gritó en el pasillo del hospital que él ni era ni nunca sería cirujano. Ese día odiamos profundamente a Ferman por su frialdad y su crueldad. Pero, a pesar de sus palabras, Alí siguió admirándolo y considerándolo un referente porque Ferman era lo que Alí soñaba con ser.

Nos costó bastante comprender la actitud de Ferman. Reconocía su valía profesional, pero, al mismo tiempo, se empeñaba en cerrarle todas las puertas. Fue necesario que conociéramos a Fatoş para comprender a Ferman. No es que él dudase de la capacidad de Alí para superarse. Lo que quería era evitarle el dolor que supondría recorrer ese largo camino.

Sin embargo, el enorme esfuerzo que hizo Alí al abrazarlo en su momento de mayor vulnerabilidad le demostraron que merecía la pena esforzarse por ese hermano pequeño que era capaz de superar su miedo al contacto para consolarlo.

Y ahí Alí ganó a un mentor y a un hermano mayor. El mentor se esforzó por ser el mejor maestro. Es cierto que tuvo ciertas consideraciones con él, pero también es verdad que le repitió hasta la saciedad que tenía que adaptarse. De hecho, Ferman también tuvo que enfrentar sus propios demonios con eso de que “el alumno supera al maestro”, una situación que se veía acentuada por el hecho de que Alí no comprendía la tensión que se generaba en algunos momentos.

Finalmente ambos comprendieron que eran más eficientes juntos. Que juntos podían ayudar mejor a más gente. Que juntos podían resolver los casos más complejos y las operaciones más complicadas.

Y Ferman también fue el hermano mayor que aconsejaba al pequeño sobre cuestiones de la vida: desde explicarle que una discusión de pareja no implicaba una ruptura hasta ayudarlo a aparcar su coche nuevo.

Eso sí, la gran asignatura pendiente del Alí hermano fue Ferda. Pudo ser un gran hermano para la hija de Adil, pero ella arrastraba demasiado dolor por demasiados años de distancia y no podía evitar sentir que Alí vivió aquello que ella se perdió.

El Alí hijo

Si Nazli y Ferman han sido puntales fundamentales para el desarrollo y la evolución de Alí, Adil fue el apoyo incondicional. El neurocirujano siempre confió en su pupilo porque era quien más claro tenía tanto su potencial como sus ganas. De hecho, puso su propia carrera como fianza, seguro de que Alí lo conseguiría.

Y, el destino quiso que Adil, que había sido su gran guía vital, también fuese quien enseñara a Alí a gestionar el dolor, el duelo y la pérdida.

El Alí amigo

Al mismo tiempo que Alí se iba desarrollando como profesional, también iba evolucionando en las relaciones sociales consiguiendo algo que parecía imposible cuando cruzó por primera vez la puerta del Berhayat: tener amigos.

Amigos que se preocupaban cuando entraba en crisis en una fiesta de gala porque no encontraba su bisturí. Amigos que lo ayudan cuando no sabe lidiar con los pacientes. Amigos que lo ayudan a entender lo que él no entiende. Amigos que le demuestran que ya no es un niño que está solo ante los problemas.

En definitiva, si Taner Ölmez ya nos había conquistado como el Mert de Medcezir, como Alí Vefa se ha consolidado como uno de los actores turcos de mayor talento por su capacidad para decirlo absolutamente todo con una simple mirada a cámara.

De Alí Vefa recordaremos su capacidad para evolucionar. De Taner Ölmez recordaremos su capacidad para emocionarnos.

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