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LA MUJER DEL PROGRAMADOR

Cuarenta años con 'El Loco': secretos y mentiras en 10.000 horas

Hace dos años Jesús Quintero amagó con jubilarse. Lo hizo a su manera: donando las 10.000 horas de las que consta su archivo de programas de radio y televisión a su pueblo natal, San Juan del Puerto (Huelva). Pero Jesús Salvago, su guionista de confianza, aseguró hace unos días con Évole que no había retirada que valiese: Jesús le había llamado, le había dicho que se encontraba mejor que nunca y quería volver.

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Cuarenta años

Quintero fue un locutor 'convencional' en los setenta, pero arrancó los ochenta con un espacio nocturno e íntimo llamado 'Para mayores sin reparos' que pronto se convertiría en 'El Loco de la colina'.

Aquel espacio de entrevistas, poemas, reflexiones y llamadas telefónicas se hizo un hueco en una franja controlada por aquel entonces por José María García. Y Quintero, gracias al programa, fichó como estrella de la SER y cruzó el charco.

De hecho sus programas se escuchaban más en Argentina y Uruguay que en España. Y pronto saltó a la tele: Pilar Miró quería extender la programación de TVE a las madrugadas y el programa que se encargó de inaugurar la alta noche televisiva fue 'El perro verde'.

Los noventa fueron suyos

Quintero estrenó las madrugadas de TVE, bendijo las autonómicas ('Qué sabe nadie' y las '13 noches' que coprotagonizó con Antonio Gala) y apadrinó el lanzamiento de las privadas en Antena 3. En esta cadena lanzó 'La boca del lobo' y 'Cuerda de presos', hoy homenajeado por Évole.

Poco después regresó a la tele de su tierra y priorizó al marginal sobre la estrella con 'El vagamundo' y 'Ratones Coloraos', que se colaron en los primeros programas de zapping con sus entrevistas surrealistas.

Censuras y sinsabores

García, que tantas noches había competido contra él, fue el causante de una censura que acabó con 'El Loco de la colina' en Televisión Española. Quintero volvió a su Andalucía y lo intentó con 'El gatopardo', bailó con 'El sol, la sal, el son' y se zambulló en su archivo con 'Memorias del Loco'.

También cruzó el charco con una compañía low cost, 'Un Loco en América', y se hartó de portazos televisivos y de diretes del colorín. Pero Quintero por suerte no se resigna y ahora quiere volver a la primera plana.

Recuerdos

Quintero explicó a Zenda Libros las dificultades que tuvo para interpretar a un personaje que le absorbía: "El loco lo pierde todo menos la razón. Yo, a veces, cuando terminaba El loco de la colina, no sabía dónde estaba mi casa. Y estaba en el Callejón del Agua, en el barrio de Santa Cruz, en pleno Sevilla. Y me acompañaban los compañeros porque me había quedado colgao una noche".

El onubense, que tiene el gusto por la impostura según Salvago, asegura que "la televisión es una mina abandonada y saqueada. Nadie existe si no sale por la caja tonta. Los mercaderes y los políticos aprovechan el medio más poderoso de todos los tiempos para vender su mercancía. El morbo, la frivolidad, el sexo y el sentimentalismo barato y de lagrima fácil se han convertido en el único reclamo para atraer a la audiencia a la que se alaba alimentando sus más bajos instintos".

"Todos buscan una primicia absurda porque, además, no hay primicia. Todos buscan la gran exclusiva que reviente los audímetros y le supongan el mayor pelotazo de su vida. Está llena de bufones millonarios. Los informativos parecen una crónica de sucesos y forman parte del espectáculo. Los debates son el grito, el golpe de efecto, las bromas de mal gusto, las descalificaciones los insultos y la más alta falta de ética elemental de respeto. Todo es fuego de artificio, pirotecnia, vacío intelectual y moral", añadía.

Quintero, que podría interpretar el monólogo de la película 'Network', no se corta: "El público aplaude a una orden del regidor. Es un circo donde no hay lugar para los sabios, los filósofos, los intelectuales, escritores, poetas y creadores. Los medios de comunicación y, especialmente, la televisión, pueden cambiar un país y una sociedad. La prueba es que lo han cambiado". Amén.

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