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LA SOPA DE CEBOLLA Y LA DE COLIFLOR TRIUNFAN EN ESTAS FECHAS

Dos sopas otoñales fáciles y resultonas

Llega el otoño y los gazpachos, salmorejos y variopintas sopas frutales dan paso a las sopitas calientes que tan bien nos sientan cuando llegamos de trabajar ahora que oscurece más tarde. Si eres de los que amas agarrar el bol con ambas manos mientras ves las hojas caer por la ventana pero no estás para perder horas en la cocina, éste es tu post. Te presentamos dos sopas sencillas y riquísimas para que te acompañen durante el otoño.

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¿Hay algo más apetecible que una sopita de cebolla? Cocinatis

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1- SOPA DE CEBOLLA

Decía Alejandro Dumas que la sopa de cebolla fue un manjar propio de cazadores "y de borrachos". De gente con querencia a la mala vida, vaya, que no por ello renunciaba a alimentarse bien y a optar por manjares que les calentasen el cuerpo en invierno. Estamos ante un plato que permite múltiples variaciones, pues hay quien le añade queso gratinado o quien sustituye el pan por los bastoncitos. En cualquier caso, la base es la misma, un caldo de cebollas pochadas con un sabor deliciosamente suave y envolvente que constituye en primer plato perfecto cuando los termómetros empiezan a bajar.

Ingredientes:

- 4 cebollas

- 1 cucharada de harina

- 1 huevo

- Unas cuantas rebanadas de pan seco

- 1 hoja de laurel

- Una rama de perejil

- Sal, pimienta y aceite de oliva virgen extra.

Se pelan las cebollas y se cortan en rodajas finas. Inmediatamente se sofríen con un chorro de aceite de oliva. Cuando ya están doradas añadimos, sin dejar de remover, una cucharada de harina y sofreímos un rato más. A continuación, las añadimos a una olla con medio litro de agua hirviendo. Añadimos la hoja de laurel, sal y la ramita de perejil, aunque también podemos escoger hierbas al gusto: desde romero a hierbas provenzales, por ejemplo. Tapamos la olla y dejamos cocer a fuego lento unos 45 minutos.

Retiramos del fuego no sin antes sacar la hoja de laurel y la rama de perejil, y escogemos platos hondos o bols individuales. Colocamos una rebanada de pan, echamos el caldo y espolvoreamos con queso rayado. Ponemos a gratinar en el horno unos minutos y servimos inmediatamente. Repetimos esta operación con todos los comensales.

Hay quien al final de todo añade un huevo al caldo, batido con algo de leche para que no cuaje. No es necesario, pero es cierto que otorga consistencia al conjunto.

2- SOPA DE COLIFLOR

Incluso los que no son muy amantes de esta verdura suelen disfrutar mucho cuando se presenta en el interior de esta sopa de inmejorable aspecto y mejor sabor. Conviene tener en cuenta que tanto esta sopa como la anterior (si prescindimos del queso gratinado) tienen muy pocas calorías, por lo que son ideales para todos aquellos que controlan su peso o en aquellos días en que buscamos compensar con un primer plato light un segundo ultracalórico, como unas croquetas o algún rebozado.

Ingredientes:

- 200 g de coliflor

- 1 puerro

- 1 zanahoria

- 1 patata

- Aceite de oliva virgen extra

- 1 litro de caldo vegetal

- Sal y pimienta

Sofreímos el puerro, la zanahoria y la patata durante cinco minutos en aceite de oliva virgen extra, todo ello cortado en juliana y en una cazuela. Cubrimos la mezcla con el caldo vegetal (recomendamos adquirir un caldo de verduras ecológico en el supermercado en lugar de optar por una pastilla, si es que no tenemos tiempo de elaborarlo nosotros mismos). Dejamos hervir 10 minutos a fuego lento antes de añadir la coliflor troceada, que dejaremos una media hora. Si nos gustan otras verduras podemos optar por añadir también zanahorias o puerro, por ejemplo. Servimos con unas hojitas de perejil para decorar.

 

 

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