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Miel, sirope de agave...

¿De verdad crees que existe el azúcar natural?

Veréis, estamos muy asustados con el tema del azúcar. Cada vez escuchamos con más frecuencia que está en muchos productos, que consumimos más de lo necesario y que tiene efectos negativos en el organismo.

Yogur con miel

Yogur con mieliStock

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Hasta aquí todo “normal”. Otra cosa es lo que nos cuesta renunciar a los sabores dulces a los que estamos acostumbrados. Unid a esto el bulo de la toxicidad de los edulcorantes (bulo, mentira, falso, son seguros).

Con este maravilloso cóctel hemos generado un nicho de mercado del que algunos se están aprovechando, pero bien. El azúcar “natural”. ¿Pero esto qué es? Vayamos uno a uno.

PANELA: igual si os digo que se llama “azúcar de panela” igual da una pista.

En realidad, es el jugo que sale de la caña de azúcar sin ningún tipo de purificación. Esta pasta se compacta formando bloques. Si continuáramos con el proceso de purificación se obtendría el azúcar refinado y melaza. Esta melaza, si se añade al azúcar blanco, dará lugar a un azúcar teñido de marrón, azúcar moreno.

La disponibilidad en el cuerpo es la mismita que el azúcar blanco refinado. Entonces ¿cuál es la ventaja? Nos lo venden diciendo que tiene más micronutrientes, y es cierto, pero en ningún caso están en cantidad suficiente para que tengan ningún efecto y mucho menos compensar la acción del azúcar.

MELAZA: es el líquido que se obtiene cuando se separa el azúcar del jugo de caña de azúcar. Ahora está de moda porque dicen que tiene vitaminas y minerales. En fin, no en cantidad suficiente. Un detalle, hace mucho tiempo (antes de las modas) esto era un subproducto de la elaboración del azúcar. Con el lío que hay ahora con el azúcar, han hecho negocio hasta con lo que antes se desechaba. De hecho, un derrame al medio ambiente puede ser bastante peligroso.

Panela
Panela | iStock

SIROPE DE ÁGAVE: es un jugo que se extrae de las hojas de una planta parecida a un Aloe vera. Se extrae la savia, que se denomina “aguamiel”. Si se fermenta, se descompone en azúcares simples, se filtra y concentra y ya tenemos el sirope de ágave. Un líquido espero parecido a la miel. Si bien es cierto que parece tener un índice glucémico menor al del azúcar, lo normal es que estén tan refinados que son un procesado más, con 0% beneficios y 100% fructosa. Y ya sabéis: la fructosa fuera de la fruta es azúcar, y no de la buena. La fructosa se metaboliza por el hígado exclusivamente y se está analizando su relación con enfermedades que antes asociábamos exclusivamente al azúcar común.

SIROPE DE ARCE: en este caso se obtiene de la savia del arce. Se perfora el árbol y se recoge el líquido que va a unas ollas de cocción. De 40 litros de savia, se obtiene 1 litro de sirope.

Cada 100 gramos de este líquido, el 67% son hidratos de carbono (60% de ellos son azúcares libres) y el 32% es agua. Sí, algunos nutrientes tiene, pero si habéis sumado lo anterior, serán un 1%. En ningún caso se le puede atribuir propiedad saludable alguna. Otro más que no nos vale.

MIEL: sé que no vais a querer leer lo que voy a escribir… pero a veces hay que decir las cosas porque, os gusten o no, son así.

La miel se obtiene por la maduración del néctar que han recogido las abejas y transforman gracias a una enzima que contienen en su saliva.

Su composición se basa en glucosa y fructosa, sobre un 85%. El resto es agua y una pequeña, muy pequeña, proporción de minerales. Como ventaja, tiene un poder endulzante un poco mayor al del azúcar común y necesitaríais menos cantidad para endulzar lo mismo. Pero es azúcar, ya está. La cantidad de minerales es tan pequeña que de nuevo no podemos atribuirle ninguna función positiva. Salvo que no comas más que miel, en cuyo caso el nivel de azúcar te dará más problemas que beneficios.

Lo siento, de verdad que lo siento, pero el azúcar “natural”, no existe. No nos engañemos a nosotros mismos. Cuando llega al organismo, nadie sabe si la glucosa o fructosa vinieron de uno u otro sitio. Y no les van a preguntar. Si no te gusta tomar azúcar, no tomes azúcar, pero que no te líen.

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