Incendio
Sobrevivir al fuego: la historia de 300 perros y cuatro personas que se vieron amenazados por el incendio de Méntrida
El incendio de Méntrida rodeó el albergue 'Asociación Las Nieves' con 300 perros y cuatro personas, aunque el trauma y el riesgo a morir perdurará en la memoria de los presentes.

Publicidad
El incendio que se originó en la tarde del 17 de julio en Méntrida (Toledo) comenzó pegado a la carretera CM-5007 que conecta este municipio con Valmojado. Avanzó con rapidez, impulsado por el viento y las altas temperaturas, atravesando campos y generando densas columnas de humo y ceniza que afectaron a la autovía A-5, obligando a cortar el tráfico.
El foco principal se inició muy cerca de la cuneta de la carretera, en un tramo donde no se habían realizado tareas de desbroce. Entre las primeras hipótesis, se baraja la posibilidad de una colilla lanzada desde un coche, aunque de momento no hay confirmación oficial.
Las llamas arrasaron cerca de 3.200 hectáreas de pasto, viña y monte bajo, llegando hasta la localidad madrileña de Navalcarnero y pasando por la urbanización Calypo-Fado, situada entre Castilla-La Mancha y Madrid, donde afectaron a varias viviendas y obligaron al desalojo de vecinos, aunque afortunadamente no hubo que lamentar víctimas personales.
A unos tres kilómetros de esta urbanización, en mitad del campo, se encuentra el albergue de protección animal 'Asociación Las Nieves'. Su responsable, María del Carmen Quejido, recuerda que "eran las 15:45 horas cuando bajaba de nuevo al albergue. Hay una loma desde la cual se va y al llegar allí, lo vi". Al observar la columna de humo, alertó al 112 mientras calculaba la lejanía del fuego. "Estaba muy lejos, pero al poco tiempo, el sol se puso muy rojo y el cielo se llenó de humo".
En tan solo media hora las llamas llegaron a las inmediaciones del refugio "y volví a llamar al 112, les dije que estaba viendo llamas, que éramos una protectora con 300 perros y cuatro personas". Ante el miedo y pánico de verse alcanzados por el fuego, Mari Carmen solicitaba urgentemente la ayuda de los servicios de emergencia: "Por favor, vengan, porque esto se está yendo de madre", pero nadie apareció.
Mientras el fuego se acercaba, intentaban proteger tanto a los animales como a los humanos: "Le dije a un chico que refrescara la parte perimetral con una manguera y a otro que fuera a la urbanización porque tenía que coger el autobús". Mari Carmen lo acercó y al regresar se encontró con una situación alarmante, "las llamas estaban prácticamente en el albergue" y lo único posible era refugiarse: "Nos pusimos mascarillas de fumigar y nos quedamos en la zona central con los perros de ese área que se metieron bajo los coches. Cerramos los ojos, estábamos muy asustados". El resto de los animales se encontraban en sus patios, que cuentan con casetas, pero los que habitan la zona central están al descubierto.
Nadie acudió a rescatarles
A pesar de la cercanía de los medios aéreos, aseguran que no recibieron ayuda directa en ningún momento: "Pasamos muchísimo miedo. Escuchábamos helicópteros, pero no traían agua". La primera visita de los servicios de emergencia no llegó hasta la noche cuando se personó la Guardia Civil.
El paso del fuego dejó graves daños materiales: la mitad del terreno del refugio se quemó, incluyendo árboles, alambradas, mangueras y el cableado eléctrico. Gracias a las medidas que tomaron bajo esos momentos de presión, los animales pudieron resguardarse a tiempo. Aunque lamentablemente una perrita falleció.
Sin embargo, tres de ellos se escaparon por la mañana, antes del incendio. Uno de ellos regresó antes de que las llamas rodeasen el albergue, mientras que otro lo hizo al día siguiente. Mari Carmen destaca la astucia e intuición de estos animales. El tercer perro regresó el sábado, dos días después. Durante ese tiempo estuvo merodeando por la urbanización, pero no se dejaba coger. No fue hasta que el terreno se enfrió tras el fuego que apareció en la protectora.
Los perros traumatizados
El refugio, con su hectárea de terreno y tres décadas de historia, acoge en estos momentos a 300 perros, entre galgos y mestizos: "Nuestros animales son desechados por los cazadores o por particulares, y muchos no se dejan tocar porque vienen traumatizados. Otros son muy mayores y cuesta darles una segunda oportunidad porque no quieren que sean mayores. Pero seguimos luchando, que todavía tenemos muchos por adoptar y esperamos que nos ayude la gente".
Cuando las llamas se extinguieron y el humo venció, empezó el trabajo para rehacer el refugio con ayuda de "dos voluntarios que nos han ayudado en los primeros trabajos", explica. Al día siguiente al incendio, el viernes, con el objetivo de reconstruir lo dañado, compraron cable eléctrico, mangueras, grifos "porque dependemos de un pozo para tener agua".
Afortunadamente "solamente se quemó la manguera que va desde el pozo hasta la distribución general y el cable eléctrico que va del generador a la bomba, pero había que arreglarlo todo rápido", destaca la responsable. Los siguientes días, nuevos voluntarios ayudaron a recomponer las mallas que dan sombra a los animales.
Pudieron morir
Mari Carmen admite encontrarse ahora "bastante traumatizada" tras la experiencia: "Hemos salidos adelante con ayuda de voluntarios, pero estuvimos en serio riesgo de fallecer nosotros también. La asociación no tiene ninguna subvención pública y solo sobrevive gracias a las adopciones y a la colaboración ciudadana".
La supervisora recuerda que, cuando llegó hace 28 años, había casetas en medio del campo. Actualmente el albergue se divide en patios, "las galgas en un sitio, los galgos machos en otro y los mestizos distribuidos según el tamaño en otros patios", unos espacios que han podido ser construidos durante estos treinta años gracias a la "ayuda exterior, de los socios, de una asociación alemana, una asociación belga, de una fundación española que han ido aportando dinero" y que ha permitido tener a 300 perros en libertad. Se trata de un avance que enorgullece a la asociación que no cree "que la mejor vida para esperar un hogar sea estar en una jaula entonces, los tenemos acoplados por zonas".
Una comunidad solidaria
El apoyo que están recibiendo está siendo fundamental: "Todos los vecinos nos están ayudando con cosas materiales y también con dinero". Aun así, el mayor reto es volver a una rutina que los animales no perciban como excepcional porque "por suerte los perros no están notando nada. Para ellos intentamos que sea una pesadilla pasajera y que vuelvan a la vida normal, y creo que lo estamos consiguiendo. Las visitas de voluntarios del fin de semana han hecho mucho, porque es lo que más les gusta a los animales, que vengan otras personas".
Aunque todavía queda mucho trabajo por delante y aún tiene que "poner las mallas que todavía nos quedan, y reanudar las adopciones. Tenemos muchos perros por adoptar y esperamos que nos ayude la gente". A pesar de todo, quienes luchan en 'Las Nieves' siguen mirando hacia adelante para reconstruir el hogar de 300 perros que buscan una familia.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y no te pierdas la última hora y toda la actualidad de antena3noticias.com
Publicidad