Andalucía

El bajo Guadalquivir se puede quedar sin sembrar su producto estrella, el arroz, por segundo año consecutivo

Los arroceros sevillanos llevan cinco años muy complicados. En 2023 no hubo siembra. Pero es que en el 2022 solo se cultivó un 30 por ciento de arroz y en 2021 un 50%.

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En un año normal por estas fechas los arroceros de la provincia de Sevilla deberían estar preparando sus tierras para la siembra del arroz. Esta zona del sur de España es la principal productora en todo el país, destina unas 36.500 hectáreas a este cereal.

Aunque los efectos de la sequía y el sobrecoste que vienen soportando los agricultores puede provocar que de nuevo la tierra se quede sin cultivo. No sería la primera vez, porque ya en 2021 solo pudo plantarse un 50%, en 2022 esa cifra bajó hasta el 20% y el año pasado ni tan siquiera hubo siembra.

Desde la Federación de arroceros de Sevilla su gerente, Eduardo Vera, afirma que no piden mucha agua, pero si agua constante. "Necesitamos que nos den una pequeña lámina de agua desde mayo a septiembre, de ahí la dificultad de plantar ahora con las circunstancias que estamos viviendo".

Además, los arroceros siempre destacan que su labor "devuelve cristalina el 75% del agua que captan con materiales en suspensión", lo que les convierte en "un filtro del río". Pero este año con la época de sequía no es posible recibir agua del Río Guadalquivir, "al estar los embalses de la zona por debajo del 21%, no se puede desembalsar agua por lo que la del río está salada debido a la subida del mar, y no es posible usarla para el riego", manifiesta Vera.

Algunas voces aseguran que las pérdidas de no poder sembrar este 2024 rondarían los 700 millones de euros, hay que tener en cuenta que este sector genera unos 5.000 empleos cuando hay cosecha. "Tenemos que prepararnos para el futuro, estamos perdiendo mucha agua que se va al mar porque no tenemos las infraestructuras necesarias", insiste el gerente de los arroceros sevillanos.

A la sequía y los costes de producción hay que sumar las exigencias de la nueva Ley de Política Agraria Común, la conocida como PAC. Según Vera, "esta nueva ley es demoledora para el productor, están provocando que los cultivos no sean rentables. El agricultor tiene mucha burocracia, y no se pueden tener más gastos administrativos que beneficios da el campo".

Por todo ello, nos encontramos que algunos agricultores como es el caso de Juan Carlos Silva, han optado por plantar trigo ante la necesidad de rentabilizar su tierra de alguna forma. "Es una medida de urgencia, estamos hablando de un cereal de secano que tiene un precio por los suelos, esto no nos soluciona nada. Lo tenemos que hacer por la PAC, para no perder derechos", insiste Silva.

"Desde hace años venimos demandando una exclusa que regule el agua dulce con la salada, esto no tiene porqué entorpecer el tránsito de barcos. Sería una medida para los años de sequía".

Silva es hijo de agricultor y lleva trabajando en el campo desde los 16 años, aunque es su pasión no quiere que ninguno de sus cuatro hijos se dedique a una profesión que, a día de hoy, no le augura un buen futuro.

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