Por qué la pantalla facial no protege contra la COVID-19

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Coronavirus

¿Son eficaces las pantallas faciales frente al coronavirus?

Ya son varios los estudios que alertan de que la pantalla facial no protegen lo suficiente contra el coronavirus. Habría que usarlas con una mascarilla cubriendo nariz y boca.

Al menos un par de estudios publicados en revistas científicas coinciden en que las pantallas faciales no protegen de forma eficaz contra el coronavirus porque no se ajustan adecuadamente a la cara y esto puede provocar que se puedan escapar gotas al toser o estornudar.

Las gotas de saliva pueden tener un tamaño menor de cinco micrómetros y se escapan entre los espacios libres que dejan las pantallas faciales. Es por ello que siempre aconsejan, además de las pantallas faciales, usar mascarilla que cubra nariz y boca.

Son las conclusiones del estudio que se realizó por Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Computación de la Florida Atlantic University y que se publicó el mes pasado en larevista científica ‘Physics of Fluids’.

Los investigadores quieren conocer como las gotitas respiratorias transportadas por el aire que transportan el virus viajan y contaminan el aire después de que una persona infectada tose.

¿Cómo viaja la nube de tos?

Han estudiado las propiedades del aire en la boca, como el volumen, la temperatura, la distribución de las gotas y la humedad pero se sabe menos sobre cómo cambian estas propiedades a medida que viaja la nube de tos.

Los científicos han llegado a la conclusión de que el volumen de esa nube sin mascarilla es aproximadamente 7 veces más grande que con una mascarilla quirúrgica y 23 veces más grande que con una máscara N95, las mascarilla con válvula.

Los investigadores también han examinado la variación en la temperatura y la humedad en la nube de tos como el determinante que impacta la distribución de las gotas en la nube.

Muy importante los primeros segundos

Según este estudio son los primeros 5 a 8 segundos después de toser lo que importa para suspender las gotas exhaladas en el aire y, en consecuencia, para la propagación de la enfermedad. Después de ese tiempo, la nube de la tos generalmente comienza a dispersarse.

"Descubrimos que cualquier cosa que reduzca la distancia recorrida por la nube, como una máscara, un pañuelo o toser en un codo, debería reducir en gran medida la región sobre la que se dispersan las gotas al toser y, por lo tanto, las posibilidades de infección", dijo Rajneesh Bhardwaj, uno de los autores del estudio.

Los espacios cerrados

Además, los investigadores aseguran que su fórmula será útil para determinar el número máximo de personas que pueden estar en una sola habitación y la tasa mínima a la que debe circular el aire en un interior para reducir el riesgo de infección.