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Isabel, la mujer del alcalde, ha aparecido ilesa después de estar varios días desaparecida. Su testimonio sería crucial para avanzar en la investigación del asesinato del capitán Costa, pero está en estado de shock y es posible que no recupere del todo la memoria. Aunque Sara consigue que le diga algunas palabras, es una declaración sin sentido. Raúl está convencido de que Isabel miente por miedo a su marido, así que Sara decide llevarla a comisaría para declarar sin la presión de su familia. Una decisión que pronto le pasará factura.

Leire tiene hoy la audición para entrar en el conservatorio de ballet y, si supera la prueba, se marchará a vivir a París. Ha quedado con Joel para contárselo, en un intento de que el joven trate de disuadirla, pero no ha sido así. Joel no quiere interponerse en su carrera de bailarina ni condenarla a una vida de peligros junto a él, que es lo que su padre le ha dicho que pasaría si estuvieran juntos. Leire intentará asumir que Joel no la quiere lo suficiente como para pedirle que se quede.

Vera tiene claro que Nacho no quiere estar con ella después de que él no acudiera a su cita en el mesón. Era un ultimátum y se lo dejó bien claro. No sospecha que, en realidad, a Nacho le llamaron urgentemente el trabajo cuando estaba a punto de entrar por la puerta. EL guardia civil se siente fatal y más después de que Raúl le cuente que Vera lo está pasando fatal y va llorando por las esquinas. Nacho decide cortar por lo sano y confesárselo todo al teniente Pando.

Tomás está convencido de que Basilio oculta algo. Para comprobarlo decide dejar una nota entre sus papeles: “sé tu secreto”. El sargento, que desde el incidente con el bedel tiene los nervios a flor de piel, estallará. Una violenta reacción que confirmará las sospechas de Tomás: Basilio es el hombre lobo.

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