En noviembre de 2008 la vida de Cristina giró 180 grados. Estaba embarazada y había perdido su trabajo. Lo que no esperaba entonces es que el drama de los desahucios llegara a su puerta. Cristina Farallás está a la espera de que la desahucien de su casa. Sin ingresos, sin trabajo y con dos niños pequeños a su cargo nunca imaginó que viviría una situación como esta. "La gente que ha caído en el paro son profesionales que nunca se imaginaron esta situación", afirma.

"El primer año que estás en el paro, crees que encontrarás trabajo pronto y que los contactos que has ido logrando van a tirar de tí. Pero el segundo año, te das cuenta de que se te va a acabar el paro y que el tiempo apremia", afirma Fallarás. La periodista y escritora reconoce que no le ha sido difícil escribir el libro. "Realmente es una historia que como periodista me interasaba contar. Además, como escritora me pereció muy perturbadora. Por otro lado, solo necesitaba un bolígrafo y papel, era barato".

En "A la puta calle", Cristina relata paso a paso los hechos que la han llevado a vivir una situación como la de su desahucio haciendo frente a sus miedos y a la crítica pública. "Lo primero que me preguntaban los amigos es si no me daba vergüenza salir y parecer pobre. No es que parezca pobre, es que soy pobre. Es curioso, pero la gente quiere poner a los desahuciados cara de pobre, porque así parece que no te va a tocar a tí", se lamenta.

Según Cristina Fallarás se ha creado una bolsa de exclusión social que es una bomba de relojería en la calle. "El problema no es el paro, es la gente que no cobra paro. Es una insensatez que, pudiendo crear medidas políticas, los políticos no sean capaces de tomarlas".

Por último ha defendido los escraches que se han producido en los últimos tiempos contra políticos. "Yo le preguntaría a la Delegada del Gobierno en Madrid, la señora Cifuentes, que si a ella le quitaran el pan de sus hijos. ¿No haría lo mismo?".