Desde el momento en que se cruzó con Eduardo ambos han unido sus intereses. Patricia es implacable. No tiene dudas, ni reparos morales.
Vive en la desconfianza perpetua, tramando y destramando, esperando lo peor de cada uno. Pero Patricia tiene una debilidad: una relación sentimental que hasta ahora ha usado para su propio interés pero que puede complicarle la vida; Romero.