Ana y Alonso huyen juntos

El gobernador llama a Mencía y le comunica que ha recibido la orden de dejarlas marchar. En una de las cartas que le entrega, Mencía se entera que su  misión ha quedado anulada y les ofrece a las jóvenes que regresen a España. Pero ninguna de ellas acepta regresar. Todas deciden emprender la marcha a Asunción atravesando la selva andando.

Pero la travesía es muy dura y de nuevo se quedan sin alimentos. Llegan medio muertas a un campamento de indios guaraníes que las acogen durante más de un mes. Después, la expedición continúa su marcha hasta que por fin consiguen llegar a las puertas de Asunción. Mencía envía a Trejo a que hable con el gobernador de la ciudad para exigirles que las reciba como se merecen. Sólo han llegado la mitad de las jóvenes que se encomendaron a Mencía pero ésta por fin se siente satisfecha

Ana se entera que Alonso se ha instalado en las afueras de la ciudad junto al río. No puede esperar a verle al día siguiente y decide ir por la noche a su encuentro.