En el cortijo de los Garmendia, el patriarca sigue machacando a su hijo por haber consentido que su mujer se marchara con su amante, algo de lo que Pablo no se arrepiente, ya que él tiene pensado emprender una nueva vida en París.
Sara es informada de la acción que el Chato ha llevado a cabo por su cuenta y que ha devuelto a manos de los bandoleros los misteriosos planos.
En las cuevas, el Chato espera la reprimenda de la inglesa por su acción en solitario, pero quien verdaderamente va a reprenderle por su actitud es Clara, que asegura al bandolero que le importa más de lo que él cree, pese a que éste opina que su antiguo novio, Luis, es una barrera infranqueable entre ellos.
La aparición del cadáver de Jesús ha conmocionado al pueblo. Pilar no duda en acercarse al cuartel y exigir al capitán Ferrer que libere a su novio de una vez por todas, ya que el verdadero asesino se encuentra fuera de los calabozos.