Pelayo y Marcelino practican dominó, entusiasmados con los pingües beneficios que les dará el campeonato que se organiza en el bar. Juan y Paco se apuntan.
Américo, culpable y fastidiado por el cierre del Café, se siente incomprendido por sus padres y por Dorita, de quien se distancia cada vez más mientras se acerca a Lucía.
El Café Reyes está cerrado. Julián sugiere a Víctor que solo hay una opción para intentar reabrirlo: sobornar al censor.
Clara echa de menos a Juan, pero no se decide a darle una segunda oportunidad.