Adela sufre en silencio por culpa de enfermedad de Sofía, que permanece ajena a todo y sólo busca excusas para encontrarse de nuevo con Guillermo.
La presión contra Guillermo en el cuartel aumenta y el joven se encuentra con una desagradable sorpresa en su mesa de trabajo.
En la pensión, varios clientes se han levantado enfermos. Benigna no tarda en recibir la noticia de que su establecimiento ha sido denunciado por un delito contra la salud pública.